Boli Bic

Voro no quiere construir la casa por el tejado y su objetivo número uno va a ser la consistencia del equipo

Modric y Gayà, en el Bernabéu

Modric y Gayà, en el Bernabéu / EFE

Andrea Esteban

Andrea Esteban

Desde 1955 lleva en el mercado, siendo el bolígrafo con más éxito en ventas desde entonces. Ha conseguido este logro sin cambios, manteniendo su esencia pese al avance del tiempo.

Tanto el Real Madrid como el Valencia quisieron plasmar su esencia en el terreno de juego del Bernabéu. Algo que no es noticia si pensamos en el equipo blanco de la capital, pero que debemos destacar si nos centramos en un Valencia que inició la semana con un entrenador diferente al que se sentó finalmente en el banquillo del Bernabéu. En Madrid, el Valencia volvió a su esencia, volvió a su boli bic, volvió a hacer aquello por lo que le definen, volvió a ser ese equipo bronco, intenso y difícil de superar. O por lo menos lo fue durante 45 minutos.

Voro no quiere construir la casa por el tejado y su objetivo número uno va a ser la consistencia del equipo. El Valencia sin balón se sitúo en 1.4.4.2 intentando mantener la línea defensiva con cierta distancia a su portería para no hundirse en su campo demasiado temprano. Se posicionó siendo un equipo corto, compacto y obligando a que el Real Madrid tuviese que superar sus líneas de presión por fuera. La principal sorpresa en la disposición del Valencia CF fue la posición de Yunus junto a Cavani como segundo delantero, haciendo que Lino regresase a la banda izquierda y Castillejo se mantuviese en la derecha. El objetivo estaba claro, intentar controlar mucho a Toni Kroos para que reciba lo más atrasado posible y lo haga sin demasiado tiempo y espacio, además de intentar que Castillejo pudiese crear problemas a un jugador como Camavinga, que estaba compitiendo fuera de su situación habitual. La primera funcionó, pero la segunda no. Por una parte, Vinicius hizo daño recibiendo las diagonales de Militao y pudiendo encarar a Foulquier con relativa facilidad al inicio del partido. Y por otra parte, Castillejo tenía demasiada exigencia defensiva y no podía proyectarse ofensivamente. El paso por vestuarios hizo que el entrenador del Valencia tuviese que cambiar su visión y pensar más en cómo contrarrestar esa fortaleza ofensiva del Real Madrid. Reubicó a Yunus en la derecha para tener siempre una ayuda defensiva, y posicionó a Castillejo como segundo delantero, seguramente esperando reducir ese esfuerzo defensivo e intentando que el jugador pudiese encontrar alguna posibilidad para salir en transición ofensiva y asociarse con Cavani, que apenas pudo participar con balón en todo el partido.

Sobre el papel, el visitante lo tenía claro. Sin embargo, la sensación que me dejó el partido fue que el Real Madrid llevó el mando en todo momento. Jugó una primera parte cómodo, generando ocasiones con poco desgaste físico y esperando el momento adecuado para pisar el acelerador, matar el partido y dejar pasar los minutos pensando en todo lo que les viene próximamente. Compitió como si de un partido de NBA se tratase, y los protagonistas del juego solo tuviesen que dar espectáculo unos pocos minutos.

Finalmente, el Valencia salió vivo de un partido que tuvo perdido desde el lunes, y en el que solo podía ganar sensaciones positivas para afrontar el complicado partido que tiene el domingo en Montilivi. Veremos si el siguiente plan de partido Voro vuelve a escribirlo con boli bic.