El Valencia volvió a perder y con un punto de 18 es el peor equipo desde la vuelta del Mundial. La soga del descenso aprieta cada vez más y no es momento de estar mirándose el ombligo. Y es que a la negligencia del mercado de enero sin fichajes se ha sumado ahora la de dejar a Voro a cargo de un incendio para el que el eterno bombero, sin el pulso ni el conocimiento de la plantilla de antes, carece de manguera. «No puedo hacer más. Yo estoy aquí por un acto de responsabilidad», explicó tras la derrota en Montilivi, donde no hubo atisbo de reacción y Mamardashvili salvó la goleada. Nada que añadir después de que en rueda de prensa, tan responsable como sincero y sobrepasado, el propio Voro pusiese las largas sobre un problema tan grave. Por muchas jornadas que queden, casi la mitad de LaLiga, no es que las cosas sigan igual sino que van a peor. Así que después del rotundo fracaso de Gattuso, más le vale a Lim tirar de Mendes para evitar la catástrofe. Porque esta vez, sin herencia ni un estilo al que agarrarse, de este marrón no se sale con buena voluntad ni trabajando más sino haciéndolo mejor. Y sobre todo tomando decisiones serias como fichar a un entrenador.
DIVIDE Y PERDERÁS
El capitán Gayà habló de «bloqueo mental» pero el verdadero titular no lo doy ahí sino cuando dijo que «no tenemos que dividirnos». Con una plantilla joven y con tanta distancia entre titulares y suplentes, remar a una se hace mortal de necesidad. Otro reto para un Valencia que cuando vuelva a Mestalla estará solo hasta el minuto 19 de los partidos. La bronca social que vuelve a cernirse sobre Layhoon va a ser el caldo de cultivo de aquí a final de curso. Presionar a Lim o apoyar al equipo para que se salve: esa es la cuestión.
Ascenso directo
Como hace trece años, el paso del Levante por Cartagena fue triunfal. El segundo puesto en el que han dormido los granotas es el premio al buen trabajo desde que llegó Calleja. Un entrenador que ha dado normalidad, resultados y un sello. Lo mismo que se equivocó con Nafti, Felipe supo reaccionar a tiempo. Rectificar siempre fue de sabios.