Se busca entrenador

El club, igual que el equipo, está con el pie cambiado. Y pendiente de una decisión del todo clave

Voro en la ciudad deportiva de Paterna

Voro en la ciudad deportiva de Paterna / FRANCISCO CALABUIG

Rafa Marín

Rafa Marín

La inacción de Lim ha convertido al Valencia en un candidato al descenso. Lo dicen los números y lo sabe ya todo el mundo. También y por desgracia esos rivales que tan tomada le tienen la medida. El momento límite de los de Mestalla, con un punto de los últimos 18, alimenta todavía más la espiral destructiva que los acompaña desde hace demasiado tiempo. Así que se auguran 17 jornadas de sufrimiento máximo. Un periodo que, excepto cambio radical, no completará Voro. Es sabido que en Singapur se busca entrenador desde antes de la visita a Girona y que no hay argumentos deportivos de peso que inviten al optimismo contra el Athletic. Por limpia de partidos que esté la semana, nadie está en posesión de una varita mágica. Pero es a lo que parece haberse encomendado Layhoon. Sin ser suya la culpa de que lo pongan, Voro está sobrepasado. Y el equipo, sin armazón que lo sostenga y plagado de jóvenes cedidos, sigue a la expectativa. 

Sin rumbo

La espantada de Gattuso, al que le faltaba el cónclave de los jugadores sin él o las señales de división a la vuelta de Valladolid, ha dejado al club a la deriva. Y, lo que es peor, a expensas de una decisión tan necesaria como del todo peligrosa precisamente por estar en manos del máximo accionista. La situación es muy preocupante. La protesta del 11-F no precipitará la catástrofe deportiva, del mismo modo que tampoco empujará a que Lim venda. Pero el momento exige decisiones firmes y urgentes tanto desde dentro como fuera. Todo para evitar que el Valencia dé con sus huesos en Segunda. Sería una tragedia a todos los niveles. Y, por si alguien lo piensa, tampoco tendría que significar nada de cara a la propiedad. La salida de Lim debe articularse desde los despachos, con ofertas reales y con presión social e institucional. Un camino que se empezó a andar hace dos temporadas pero que nunca ha estado exento de largos parones. A partir de ya, el Valencia jugará dos partidos cada vez que le toque hacerlo en Mestalla. El de los puntos y el de la calle. Y lo más inteligente es encararlos con la idea de que hay que ganar ambos. Porque son igual de importantes. 

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