Manifestación contra Lim, por supuesto, y también apoyo al Valencia todo el partido

Por entrar más tarde no vamos a descender ni Meriton va a vender

Protesta contra Meriton y Peter Lim ante las oficinas del Valencia CF tras la destitución de Gattuso

Protesta contra Meriton y Peter Lim ante las oficinas del Valencia CF tras la destitución de Gattuso / German Caballero

Toni Hernández

Toni Hernández

Algunos no sabéis lo que es un descenso a Segunda con el Valencia. Y ojalá no lo sepáis nunca, porque es algo que os marcará para toda la vida y a lo que no le tendréis ningún cariño. Los de mi generación tuvimos que vivirlo siendo unos críos, algunos de los cuales fuimos a Barcelona a ver cómo perdíamos 3-0, y al día siguiente escuchamos por un transistor el pasteleo entre el Cádiz y el Betis que definitivamente nos mandó al infierno. Los culpables sólo fuimos nosotros, el Valencia, pero ni me olvido de ese fin de semana ni de esos equipos. Ni tampoco de Sarriá, unos meses antes, cuando allí se nos cantó «a Segunda» por primera vez. Un abrumado crío de once años, yo, estaba en aquella grada con su padre. 

Nos estamos jugando la vida, creo que de eso ya somos todos conscientes. Al igual que lo somos de que lo que le pasa al Valencia tiene un solo culpable, y se llama Peter Lim, al que parece importarle todo esto un carajo. O al menos eso se desprende de su inacción en este mercado de invierno con las necesidades que había, o de su falta de interés en firmar otro entrenador de manera inmediata cuando Gattuso, que era de su cuerda y cliente de Mendes, se bajó del barco. Dicho sea de paso, me gustaría saber todas las razones por las que se fue el italiano. Estoy seguro de que nos llevaríamos más de una sorpresa si llegáramos a conocerlas.

Estamos viviendo el mayor clima de tensión que recuerdo en este club desde que se fue Paco Roig el día del partido del Salamanca. Aunque es cierto que aquello fue mucho más salvaje, porque se produjo sin redes sociales ni toda la gama de artificios anónimos que hoy están a la orden del día. Aquella noche de domingo se fue un presidente y perdimos un partido y, con el mismo entrenador y el mismo equipo más dos fichajes, Cañizares e Ilie, ganamos la Copa del Rey un año y medio más tarde. 

Que el valencianismo prenda fuego a todo antes del partido contra el Athletic y después de que el árbitro pite el final no sólo me parece bien sino que creo que Peter Lim y Meriton se lo tienen más que merecido. Sin piedad pero sin violencia, ojo, que a muchos se les está empezando a ir el tema de las manos. Todavía solo de boquilla, de acuerdo, pero por ahí se empieza. Y además algunos sectores de la opinión pública están yendo por la calle prácticamente con lanzallamas, lo que me parece muy peligroso, además de nocivo. Como leía el domingo por la noche, «el momento actual del Valencia es de una espiral autodestructiva. Todo es ruido y, en el ruido, todo argumento es desoído, así que mejor callar y aguantar la tempestad. Nada más una cosa, haga lo que haga cada uno el 11F y los días siguientes, todos actuaremos desde el sentimiento valencianista». La reflexión es de M. A. Gascón, y creo que no hay un resumen mejor que este para lo que pienso de la situación. Tengo claras dos cosas. Al menos dos. Por entrar más tarde al campo no vamos a bajar a Segunda y por montar una protesta monumental no vamos a conseguir que Lim venda. Pero ni quiero que se deje de manifestar de forma clara y altisonante el cabreo que llevamos todos ni quiero que al equipo se le deje solo durante veinte largos minutos que, al final, entre unas cosas y otras, será casi toda la primera parte. Se pueden querer las dos cosas al mismo tiempo, no son incompatibles. Ni tampoco se es más o menos valencianista por pensar que lo mejor es hacer esto, lo otro o lo de más allá. Pero lo que es evidente es que algo hay que hacer. 

Estamos en el momento más delicado de los que yo recuerdo como valencianista, y ya voy para 49 años. Sólo aquel descenso de hace casi cuatro décadas supera en tragedia al momento actual. Vienen semanas muy duras para los que queremos al Valencia. Cada uno sabrá lo que tiene que hacer, y cómo hacerlo. Salvarse es lo primero, y conseguir un comprador para Lim y que venda, lo segundo. Como decía mi padre, y por eso me gusta tanto la reflexión que citaba antes, «qui més coneiximent tinga, que calle». AMUNT Y UNIÓN. 

PD: valencianistas intentando ajustar cuentas da miedo, asco y vergüenza. A Lim muchos le abrieron la puerta amenazando a los que no lo tenían tan claro o directamente les parecía un error darle a él el Valencia. Y, mira por dónde, alguno de aquellos han cambiado de chaqueta sin pudor alguno y hasta pretenden abanderar el cambio. Me parece perfecto. Me parece que entra dentro de las reglas no escritas de este juego. Pero que a nadie se le olvide que el escudo es lo primero, que va por delante de todo y de todos, y que todos, TODOS, lo sentimos como si fuera de nuestra familia.

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