Cuántas veces hemos hablado de esto, Rubén

Necesitamos un entrenador que sepa qué es el Valencia, la propiedad, el entorno, los medios y el marrón que tenemos

Baraja, en Mestalla

Baraja, en Mestalla / F . CALABUIG - SUPERDEPORTE

Toni Hernández

Toni Hernández

Rubén Baraja, nuevo entrenador del Valencia. Han sido días muy tensos, por muchas cosas, con muchos nervios, con muchas llamadas, con muchos mensajes. El miércoles de la semana pasada escribía un tuit sobre el Pipo, que reproduzco, porque era lo que pensaba, y lo que sigo pensando: «necesitamos un entrenador que sepa qué es el Valencia, lo respete, tenga claro quién es la propiedad, el entorno, los medios, la prensa y el marrón que tenemos encima conociendo la plantilla. Sin miedo y con mucha hambre. Que quiera y valore ser grande aquí. RUBÉN BARAJA VEGAS». La ecuación era sencilla.

El director de esta casa me escribía nada más ponerlo, y teníamos una charla (Rafa, el día que saquemos el libro, verás qué risas…), que se vio culminada con el anuncio oficial por parte del Valencia. Las veces que hemos hablado de esto, Rubén, las que lo hemos soñado, cómo lo hemos imaginado. Nunca así, por supuesto, pero siempre pensando que pasaría algún día, que se daría. Llevo varias noches sin dormir, con unos nervios en el estómago que no puedo explicar, con una tensión que sólo se entiende si sientes esto como si te fuera la vida en ello. Porque, de alguna manera, nos va a todos.

Es mi amigo, mi gran amigo, mi querido amigo. Más de 20 años, habiendo visto y vivido muchas cosas, no todas buenas. No alcanzo a explicar la mezcla que tengo ahora mismo en la cabeza, porque por un lado soy inmensamente feliz y por otra tengo pánico. El pánico de quien aprecia a su amigo y sabe lo que tiene delante. Pero al mismo tiempo, por todo, la certeza de que va a salir bien, de que se va a poner todo para que salga bien, de que todos vamos a ayudar para que salga bien. Porque hay historias de fútbol que sólo se entienden de una manera, y la del Pipo y el Valencia es una de ellas.

La única camiseta que tengo con nombre es tuya, porque tú me la regalaste. Siempre que he comenzado algo te he llamado, te he pedido consejo, y me lo has dado. Te firmé las prácticas del nivel 3 de entrenador, y pudiste hacerlas conmigo, y cómo disfrutaron esos nanos. Hemos hablado de mil proyectos, y hace poco que nos fuimos a comer para que te contara el último, porque siempre me has escuchado, apoyado y ayudado. No eres el entrenador del Valencia, eres mi amigo, pero además, el tipo que ha decidido jugársela toda para volver a dar la cara por el club de su vida.

Dinos en qué te podemos ayudar y cómo, y estoy seguro que todo el valencianismo actuará al mismo tiempo, porque necesitamos a gente que nos una y no que nos separe y nos enfrente. Tenemos por delante la situación más delicada que ha vivido el Valencia desde hace casi 40 años, con casi todo en contra y cogidos con pinzas desde muchos lados. Conoces muy bien a este equipo, porque estás cansado de verlo.

Conoces muy bien a los jugadores, y a las personas, porque has hablado muchas veces con ellas. Sabes muy bien quiénes somos todos los que estamos alrededor, porque sigues viviendo en esta ciudad, nunca te has ido, y cuando hablas del Valencia siempre es en primera persona del plural. No te voy a desear suerte, que eso es para los toreros malos y los delincuentes. Sólo pido que te vaya tan bien como grande es tu compromiso con el Valencia, con València, con los valencianistas, y con todos los amigos que vamos a apoyar más que nunca. Yo, por la noche, nunca he dejado de ser Baraja.

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