La tecla que funciona

Las palabras de Gayà son una radiografía de lo que está pasando, y para bien, de puertas hacia adentro

Gayà, protestando en un partido

Gayà, protestando en un partido / F. Calabuig

Rafa Marín

Rafa Marín

«Todo el equipo cree en lo que nos dice Baraja. Cada jugador sabe lo que tiene que hacer. Ésa ha sido la tecla». Claro y contundente. La de Gayà no es la palabra de un cualquiera. El capitán le ha puesto voz al sentimiento del vestuario. Vale que a través de los medios oficiales del club, pero su discurso es una radiografía perfecta de la situación. Y sobre todo es también una explicación del porqué hay motivos para creer. No para lanzar las campanas al vuelo pensando que ya está todo hecho. Pero sí para tener claro que hay un camino. El momento actual es el más complejo al que se ha enfrentado el Valencia en su historia reciente. Y estar sacando la cabeza del hoyo tiene su mérito. Hace poco más de un mes todo se podía haber ido al garete. La espantada de Gattuso, por mucho que hubiese perdido el oremus, dejó a la plantilla con el pie cambiado. Muy pocos jugadores (no todos) se esperaban algo así. Después llegó Voro para hacer lo poco que pudo. Y al final, en el último arrebato, se presentó el Pipo. Una leyenda que ha contado con el apoyo del entorno desde el primer momento, algo sin duda para lo que ha puesto de su parte pero por lo que tiene que estar muy agradecido. La tecla es que cada jugador sepa lo que hay que hacer. Que la comunicación fluya. Que se le entienda bien. Y que nadie se suba a la parra por ganar dos partidos de cuatro. Que esto último también hay que decirlo. El equipo es joven para lo bueno y lo malo.

Quique Setién, a examen

En plenos fastos del Centenario, y con el partido de las leyendas a la vuelta de la esquina, el Villarreal se juega mucho ante el Anderlecht. Nada más y nada menos que la opción de seguir aspirando a un título europeo. La temporada que viene ya se verá, pero esta no habría que tirarla.

Hasta el final

La investigación judicial contra el Barça por el Caso Negreira ya está en marcha. Y no va a ser sencilla ni tampoco corta. El proceso de instrucción va a alargarse durante años pero no por eso hay que mirar para otro lado. El daño reputacional es enorme. Y ante eso hay que tomar medidas.

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