Nada que negociar

Cuando se retome el tema del estadio, ojalá sea con el Valencia en Primera. Eso es ahora urgente

Reunión del Comité Organizador de la Candidatura Ibérica para el Mundial 2030 con visita al Nou Mestalla

Reunión del Comité Organizador de la Candidatura Ibérica para el Mundial 2030 con visita al Nou Mestalla / F. Calabuig

Rafa Marín

Rafa Marín

El Nou Mestalla es un asunto de importancia máxima para la ciudad pero ahora mismo no es lo urgente. Después de tantos años de desidia, culminados con las idas y venidas de los últimos meses, era de cajón que en el tramo final de la legislatura no habría prisa. No, al menos, por parte de las autoridades. Y eso que el solar de la Avenida de las Cortes siguen siendo un suministro de imágenes inagotables para la historia.

Desde la visita de Lim padre pasando por la del hijo y acabando por la de los responsables de la selección de estadios para el Mundial 2030. Convenio arriba, convenio abajo, pero el marrón seguirá ahí como ahí hasta después de las elecciones. Y ya se verá. Porque si hay una lección que a estas horas debería estar aprendida es que no es momento de negociar sino de cumplir. Menos todavía viendo cómo está el percal y la honda preocupación del máximo accionista en el posado con Cristiano.

Detrás de las palabras ya no es que falten hechos sino incluso gestos. Por ejemplo, el de limpiar la zona, aunque sea solo para las visitas, algo que a nadie se le ha pasado por la cabeza en todo este tiempo. O el de saber cómo plantear en condiciones todos esos pormenores que no se acaban de concretar, entre ellos hasta el de la forma de pago del IVA si hiciese falta. Ya se verá qué pasa en los próximos meses con la de frentes abiertos, aunque una vez llegue el momento, ojalá sea con el equipo en Primera. No existe mayor prioridad.

Unión

La afición no marca goles pero también juega y ayuda a que se marquen. Por eso hay gestos como el de la portada de este viernes que merecen ponerse en valor. Ese es el espíritu valencianista al que hay que agarrarse en las malas. Y el que ojalá llegue a los futbolistas, desde los primeros que están al pie del cañón, con el capitán Gayà al frente, a los que desde el banquillo siguen sin ver por dónde vienen los indios ni parece importarles. Es momento de unirse. Y de que la oposición haga su trabajo. Uno activo y práctico antes que teórico, escrito además con todo el respeto hacia Martín Queralt, cuyo gesto necesario por quién es llega muy tarde pero llega.

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