El valencianismo es una afición de Champions
El valencianismo está demostrando ser la élite de las aficiones. Una hinchada que ha probado las mieles de jugar finales europeas, visitar Anfield, Stamford Bridge o San Siro, y que ahora le toca bajar al barro para salvar a su equipo de un descenso a los infiernos y que lo hace con una lealtad absoluta. Sin vacilaciones, sin dudas, a la guerra por su escudo. Dejándose su tiempo y su dinero (para los del ponlos tú, esto es ponerlos sin esperar nada a cambio, lo otro no es más que una inversión para tratar de enriquecerse y alimentar el ego). En el Martínez Valero la exhibición de la grada fue impresionante: proactiva, alentadora y reivindicativa. Del primero al último dando la razón a Baraja, son los únicos a la altura del murciélago. Mención aparte, por cierto, para los jóvenes. Conocen los tiempos de gloria del club por boca de sus padres, tíos o abuelos y aún así están llevando la voz cantante. Se merecen un Valencia de Champions porque ellos son de Champions.
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