Que nada siga igual

La afición de Mestalla durante el Valencia - Espanyol

La afición de Mestalla durante el Valencia - Espanyol / JM LOPEZ

Rafa Marín

Rafa Marín

A la espera de que el problema del racismo sea historia gracias al Madrid y su semana fantástica, ahora toca pagar las consecuencias de que a Florentino se le fuera tanto la mano. Diakhaby volvió a salirse de la foto, la grada Kempes se quedó vacía y el Valencia sufrirá el escarnio de jugar la última jornada con la posibilidad, aunque sea mínima, de dar con sus huesos en Segunda. Con la salvedad de la irrupción de los chavales y la mano dura de Baraja para limpiarse sin complejos a los que menos sumaban, lo mejor de la temporada será que se acabe. Ni más ni menos. Y a partir de ahí, regreso a la pelea. Esta vez con distintos protagonistas en las instituciones públicas, donde los nuevos inquilinos heredan el Nou Mestalla tal y como estaba cuando se fueron. Más la demanda de Lim. Que todo siga igual es posiblemente la peor amenaza cuando se disipe la del descenso. Y es que a estas alturas nadie espera que el máximo accionista pida perdón, al estilo de lo ocurrido en el Espanyol. Ni lo que es peor aún, que al desastre absoluto no le siga una catarsis profunda para empezar de cero. Hay cosas que no se pueden arreglar ni existe mejor metáfora que esos restos del escudo que presidía la fachada dejados a su suerte y captados por un aficionado. Lim tiene que irse. Cuanto antes, mucho mejor. Es el primer reto tanto para la nueva Generalitat como para el Ayuntamiento después de una campaña electoral en la que el Valencia CF ha sido un asunto de ‘agitprop’ antes que de reflexiones más en profundidad. Solo Mestalla, contra viento y marea, se ha portado. Menos mal.

Latos y Cavanis

Todo apunta a que ninguno seguirá en la plantilla. Pero si hubiese que elegir, más por modelo que por los nombres, no hay color... Más Latos y menos Cavanis. En un Valencia desgraciadamente de mínimos es un atentado prescindir de tipos de la casa dispuestos a jugar, a tope de adrenalina, con una costilla rota. Jugadores así, de los que no se borran a la primera molestia, nunca están de más. El modelo deportivo exige una profunda reflexión. Y es del todo desalentador tener la certeza de que Meriton no lo vaya a hacer.

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