Todos igual

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

He dejado reposar mis pensamientos respecto de lo que ocurrió en Mestalla con Vinicius, para, ahora, redactar este artículo con el fin de acotar, o eso espero, la realidad que no rodea. En efecto, hay racistas en Valencia, pero como en todo el mundo y Valencia y España no son racistas per se, como aseveró el futbolista brasileño. En todos los lugares cuecen habas y, aunque no he querido hacer un estudio sociológico o histórico del racismo, sí he indagado en lo ocurrido solo hace unos días.

Así, en el Mundial FIFA de menores de 20 años, que se juega en Argentina por haberle quitado la organización a Indonesia, que no quería que Israel jugara (aunque es un asunto político-religioso, también hay parte de racismo aquí…) los (algunos) espectadores del estadio Diego Armando Maradona, de la ciudad de La Plata, profirieron insultos contra el brasileño Robert Renan, de raza negra, cuando salió del campo.

Luego, en las redes sociales, continuaron esos insultos, lo que ha llevado a la federación brasileña a elevar una protesta y a denunciar los hechos. Pero ni el jugador, ni el presidente Lula, ni la ONU han dicho que Argentina era racista y que se iban a tomar medidas políticas o legales contra los insultadores o contra la ciudad de La Plata.

Es decir que parece que eres “más” racista dependiendo de dónde seas y eso no parece una postura coherente. Aún estamos esperando que se presenten manifestantes ante la embajada de Argentina en Brasil, como se hizo ante el consulado español… 

En Inglaterra, al jugador Dabo, que falló el último penalti de su equipo, el Coventry, en la final del play-off para subir a la Premier, conta el Luton, se le ha perseguido durante días, en persona y en redes sociales, no solo por el error sino por su condición de negro. 

Y así, podríamos seguir durante folios y folios, aunque estos han sido los dos hechos más recientes. No es una postura, la mía, la del nacionalista valenciano y español, diciendo que la nostra es la millor terreta del mòn (aunque a mí me lo parezca) sino que intento llegar a comprender por qué en unos casos hay histerismo (lo de Lula no tiene sentido) y en otros no tanto. ¿Hay más racismo si el jugador es importante que si es un menor de 20 años? En fin, que lo que se debe hacer es luchar contra esa lacra, pero con educación primero y con sanciones después, pero con la suficiente inteligencia para no meter a todos en el mismo saco.

Yo, que he emigrado en cuatro ocasiones y en dos países, que he sufrido incomprensión, al final me hice amigos en todos los lugares, intentado amar donde estaba viviendo y hablando con quienes, por extraño en su tierra, me rechazaban. Al final de estos muchos años que tengo, puedo decir que tengo amigos de todos los colores (físicos y políticos), sexos, religiones y otros animales (no se ofusque nadie, que es un guiño al escritor Gerald Durell).

Y, para finalizar, aunque no sea racismo, la anécdota de tener a la selección sub-20 de Nigeria nueve horas, esperando a que su avión despegara, para luego jugar, ¡oh misterio! contra Argentina, en ese Mundial, es (quizá ¿?) otra triquiñuela del fútbol. Sin embargo, los sudamericanos perdieron…

Se acaba la primavera y, si la lluvia lo permite, descansemos en una terraza o un jardín para leer, y, en este caso, recomiendo volver al genio Isaac Asimov, con sus cuentos “Sueños de Robot”, ahora que está de moda la inteligencia artificial. Y, recuerden, somos todos iguales, aunque los robots quizá no estén de acuerdo.

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