La venta de Yunus no soluciona tanto como (casi) todos pensábamos. El Valencia todavía no tiene luz verde para reinvertir todo el dinero que saque en ventas y la necesidad de reforzar la plantilla es cada vez mayor. Sobre todo porque, a día uno de agosto, la plantilla que el curso pasado coqueteó con el descenso se ha debilitado todavía más.
Por eso el miedo es grande y la sensación es la de que este último mes de mercado va a tener mucho que decir en el futuro inmediato del club. Acertar o acertar. No hay más opciones con las incorporaciones.
Amallah, Canós y los que vengan más, si es que vienen, tienen que funcionar sí o sí para suplir las figuras de los Lino o Kluivert que el curso pasado sacaron las castañas del fuego en muchos tramos y en esta nueva edición de LaLiga ya no estarán. Y si no se logra el último clavo al que agarrarse será, de nuevo, la cantera. En el tramo final de la temporada pasada ya fue fundamental y en esta ocasión apunta a que será incluso más.