El Pipo trabaja en silencio y demuestra que con tranquilidad las cosas se llevan mejor. Sin las frases típicas de Gattuso que llevaban a la nada. El italiano se quejaba y además no era capaz de, ni con su supuesta dureza, tener controlados a los ‘capos’ de un vestuario que se le iba de las manos. Pero la realidad es que Baraja no ha necesitado de esa dureza impostada y ha ido más allá. Cuenta con los que quieren vestir la camiseta del Valencia y no quiere a aquellos que no respetan a la gente que cada quince se sienta en Mestalla o ve el Valencia CF por la televisión. En definitiva, esta plantilla, más allá de carencias, de escasa profundidad de plantilla o de Meriton incluso, sí permite tener cierto orgullo cada vez que salen al terreno de juego. Incluso en días como el del Alavés, con una pájara monumental en líneas generales, se perdona en cierta medida que algunos futbolistas tengan un mal día o que lo tenga el propio Baraja, que apostó por el doble lateral. El Pipo sí reconoce errores. Y eso que son pocos. Aciertos tiene muchos.
