Solo había un camino para sobrevivir a una de las plantillas más raquíticas de la historia del Valencia: armar un equipo desde la implicación y el compromiso del primero al último de los jugadores. Y eso es lo que está haciendo Rubén Baraja. El Pipo ha rearmado al Valencia de la nada. Sin fichajes, pero con valores. La temporada demuestra que el mejor refuerzo del verano fue quitarse de encima a todos esos jugadores que restaban dentro y fuera del campo. El Pipo ha conseguido que todo el equipo vaya a una y tenga una identidad propia. Y eso es tener mucho ganado ya a mitad de septiembre. El equipo va a sufrir porque está condenado a hacerlo por Peter Lim, pero es importante que los jugadores estén llenando la mochila de confianza y puntos en este arranque de la competición porque lo van a necesitar y mucho. Que nadie se engañe. Las curvas llegarán. Y Baraja lo sabe. Por eso desde el sábado transmite un discurso de humildad, realismo y trabajo. A falta de fichajes, VALORES.
