Opinión
De nuevo... la política
Podría darse que los iranies tuvieran que pedir visado de entrada y residencia temporal y no son fáciles de obtener

Irán celebra su pase al Mundial de 2026 con pequeños festejos e indiferencia / EFE
Estaba repasando los equipos ya clasificados para la próxima Copa del Mundo de la FIFA de 2026, que se iniciará en apenas poco más de un año y, fijándome en los siete magníficos que ya lo han hecho (los tres que lo montan, USA, México y Canadá), aparte de Argentina, con Nueva Zelanda y Japón, se encuentra la República Islámica de Irán. El asunto se antoja algo complicado, por las extrañas relaciones de los Estados Unidos con Irán y, comoquiera que la mayoría de las sedes se encuentran en aquel país, podría darse que los iranies tuvieran que pedir visado de entrada y residencia temporal. Pues bien, no son fáciles de obtener, y solo cinco consulados norteamericanos en todo el mundo pueden darlos.
La embajada de los EE. UU. se cerró en noviembre de 1979, cuando fue invadida por los muyahidines del nuevo régimen que derrocó al Shah y, desde ese momento, permanece cerrada, existiendo una extraña embajada ‘virtual’. Pero no servirá para los futbolistas persas, y tendrán que ser unos de esos consulados (los más cercanos Ankara y Abu Dhabi) que tengan que dar esa entrada oficial.
Pero, aún así, los visados se entregan de forma muy específica y, quizá, con la nueva administración de Donald Trump, sea más complicado que los jugadores puedan lograr el ansiado documento. Se verá con lupa a quien quiera entrar y, creo, sobre todo al elenco no-deportivo que, me temo, no encontrará ninguna facilidad.
Ya hemos visto lo que el presidente estadounidense ha hecho recientemente, dando órdenes de expulsión incluso a quienes tenían un visado de residencia de estudiante y, además, está cercando a quienes tengan la más mínima sospecha de actuar en pro de un islamismo intolerante.
¿Qué hacer entonces? Pues ya se habla de que, en la primera fase, la de grupos, la República Islámica de Irán iría a uno de los dos vecinos, Canadá o México, con lo que, de esa forma, el primer escollo se obviaría. Pero, como la pelota es muy juguetona, podría ser que los ‘Príncipes de Persia’, el apodo algo rimbombante de sus jugadores, tuvieran la osadía de clasificarse para la ronda siguiente.
Y, entonces, ahí si que podría haber un problema, porque ya tendrían que darse los visados con una rapidez inusitada. Se rezará para que no se clasifiquen y eviten los problemas que pueda suscitar lograr pasar de fase.
Al hijo pequeño de Donald Trump parece que le encanta el fútbol (soccer allá), aunque su padre es más dado al golf y, me imagino, no tendrá mucha idea del fuera de juego. Pero ¿será bastante el poder filial para que papá Donald llegue a ser más dúctil con los visados iraníes?
Es cierto que los tres próximos grandes acontecimientos deportivos del mundo van a estar situados en Estados Unidos, desde la Copa del Mundo de Clubes, que empieza a mitad de junio del 25, luego la ya identificada Copa del Mundo de naciones en el 26 y, luego, casi a renglón seguido, en 2028, los Juegos Olímpicos de Los Angeles.
Mucha ductilidad ha de tenerse entonces, desde la Casa Blanca, para que esas tres competiciones sean un éxito y, sobre todo, hagan del país lo que su presidente quiere: Make America Great Again, el famoso MAGA que le ha acompañado en sus campañas.
Y eso requiere mano izquierda, por lo que habrá, sin duda, que dejar la política de lado, para evitar conflictos. Ya tiene otro, porque ha prohibido que las mujeres transexuales puedan competir contra otras de su nuevo sexo y eso va a traer consecuencias, no creo que, en el fútbol, pero sí en los Juegos Olímpicos.
Queda tiempo me dirán, pero lo que uno aprende con los años es que éstos desfilan con una velocidad meteórica y que mañana parece que ya es hoy, en un abrir y cerrar de ojos. Veamos pues lo que nos depararán estos próximos eventos del deporte, y esperemos que no llegue ninguna sangre al río.
Pasadas las Fallas, con todavía una tímida primavera que solo asoma la patita y nos obliga a abrigarnos, siquiera un poco al menos, deseo que llegue el calor, no sofocante, pero si dulce, para empezar a soñar con las vacaciones de verano. Mientras fantaseamos con eso, les recomiendo a un autor poco conocido, el búlgaro Gueorgui Gospodínov, y su libro ‘Acerca del robo de historias y otros relatos’. Pruébenlo, aunque antes disfruten y cuídense.
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