Opinión
Lío en el medallero
En el caso de los Spurs, a la UEFA se le pasó contar bien o, quizá, se le entregaron algunos trofeos a quienes no lo merecían

Los jugadores del Tottenham Hotspur, celebrando un título / EFE
La final de la Europa League, entre el Manchester United y el Tottenham Hotspur no ha sido muy vistosa que digamos, aunque, como todo último envite, sí nos ha dado dosis de nerviosismo, incluso para los que no nos jugábamos nada. Bueno, yo sí, porque un amigo londinense es acérrimo de los Spurs. El duelo llegó con el 1-0 para los Lilywhites (los lirios blancos), que es otro de los apodos que se le ha puesto al equipo, y, por supuesto, tras las distintas carreras por el campo, los abrazos emotivos y los que no (con los contrarios), la visita a la afición en su grada, y toda la parafernalia que se da en estos encuentros finales, llegó el momento de la foto de rigor.
En ese momento, se entrega la Copa del vencedor (el Manchester, por cierto, está gafado últimamente, habiendo perdido contra nuestro Villarreal del 2021, con esos penaltis inacabables), pero justo antes se le dan medallas a los ganadores y a los perdedores.
Lo normal es que se les entregue a los jugadores que han estado inscritos en la hoja arbitral del partido, los del once inicial y los del banquillo. Sin embargo, en algunos casos, se amplía a quienes han participado en la competición, aunque no en la final e, incluso, a veces, a los lesionados y a los que no han jugado ni un minuto, pero están en la plantilla. A esos, hay que añadir el cuerpo técnico y alguno más (médico, etc…).
Total, que la UEFA decidió ser muy amplia de corazón y tenía unas cincuenta medallas para el campeón. Así, incluso un jugador español del Tottenham, Reguilón, que no había tocado casi nada de bola, y se había vestido de corto solamente en 5 partidos (y no completos), también obtuvo la medalla de campeón.
A mí me parece absolutamente justo que todo el que esté en la plantilla pueda recibir ese obsequio, porque forma parte del equipo. Pero, en el caso de los Spurs, a la UEFA se le pasó contar bien o, quizá, se le entregaron algunos trofeos a quienes no lo merecían.
Habría que revisar el video del lío que se armó y ver cómo los mandamases uefescos se multiplicaban para entregar las dichosas medallitas, porque alguna se escapó a bolsillo ajeno o se quedó en un cajón.
Y es que tres de los mejores jugadores del equipo londinense, Son-Heung-min, Cristian Romero y Rodrigo Betancur, no recibieron la presea y se quedaron con un palmo de narices, contentos, eso sí, y levantando el trofeo copero, pero sin nada que llevarse a casa o eso pensaban. Incluso Son, capitán del equipo, estaba alzando la Copa de la Europa League sin una medalla al cuello, lo que no era normal.
Pues bien, la UEFA explicó que tenía 30 medallas para dar en la entrega de la Copa y otras 20, para distribuir después a los jugadores no convocados y al staff del club. Si embargo, dice que muchos jugadores lesionados y que no estaban ni en el banquillo, se subieron a por su medalla y recogieron la que no debían, porque la suya se les entregaría por el propio club después, ya que la UEFA lo tenía así establecido.
Pero, la locura de un título europeo después de 41 años hizo que el lío se armara, aunque es extraño que la UEFA no tome medidas más claras sobre quienes pueden subir o no a recoger el trofeo y las medallas.
La culpa la echó a club, pero no lo veo tan claro. Al final, en la sombra, en el vestuario, ya con la adrenalina más baja, se hizo entrega a Son, Romero y Betancur de sus ansiadas preseas, lo que no deja sin embargo de ser extraño cuando la foto oficial del capitán está sin esa joya al cuello.
En fin, a lo que iba, sobre todo, es a que los acontecimientos deportivos son cada vez más complejos y hay detalles que deben manejarse de forma estricta, sin dejar nada al azar. Por ejemplo, en el caso que comento, con que se hubiera dado una lista de quienes podía subir y quienes no, al lugar de entrega, se hubiera evitado este (pequeño) bochorno deportivo-político.
La UEFA, como tal, no puede ser señalada, como lo está por la prensa británica, que pone el puñal en la herida y da como culpable al máximo organismo europeo. No solo se trata de llegar a la cima, sino de mantenerse, y estos detalles son los que pueden hacer descender de su pedestal a quienes creen que está todo realizado.
No, hay que seguir y seguir y, esperemos, que, si el Betis gana al Chelsea en la Conference League, podamos tener a todos recibiendo, en su tiempo y forma, las medallas de vencedores… Mientras llega esa final, el tiempo comienzo a calentarse y apetece estar en la bartola, eso sí, leyendo una de mis recomendaciones. Hoy a Andrés Trapiello, y su “Me piden que regrese”. Disfruten y cuídense.
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