Resulta difícil creer cómo ha cambiado el campeonato en tan sólo un par de semanas. Después del cero en Bélgica, Alonso seguía confiando en sus posibilidades y las cincuenta y tres vueltas al autódromo de Monza le han dado la razón. El asturiano buscaba obtener un par de victorias y estar de forma constante en el podio para poder seguir aspirando al campeonato. En Italia llegó algo más: el pinchazo de los todopoderosos RedBull y el garrafal error del, hasta entonces, líder Lewis Hamilton.

Cuestión de equipo

La semana del Gran Premio comenzó con Ferrari librándose de una grave sanción de la FIA por el asunto de las órdenes de equipo. Y ha sido el trabajo en equipo el que ha hecho que Alonso vuelva estar arriba. Por una parte, Massa supo llevar su incisivo ataque sobre el asturiano en la primera chicane hasta el punto donde comienza la estupidez, pero no más allá. Por otra, los mecánicos realizaron un cambio de neumáticos impecable que devolvió a Fernando la primera plaza que había perdido en la salida. ¡Bravo Ferrari!

En McLaren siempre han hecho bandera de la ausencia de órdenes equipo y esa falta de dirección les ha costado un buen puñado de puntos. En Monza sus pilotos tomaron, libremente, dos decisiones diametralmente opuestas en los ajustes de los monoplazas. En un circuito donde las puntas de velocidad son una importante ayuda, Hamilton renunció al uso del conducto F. El sábado por la mañana superó a Button, pero en la crono se quedó en la quinta plaza y cedió medio segundo ante su compañero. Fue ahí donde obtuvo su pasaporte al desastre y su final llegó en la primera vuelta de carrera. El pasado año también abandonó aquí en Monza: fue en la última vuelta peleando una plaza en el podio a Button y sin posibilidades de ser campeón. Muchos calificaron esta acción como una estupidez ¡Qué no se dirá este año! El propio Lewis es consciente de ello: «Errores como los de hoy son los que te hacen perder campeonatos. La culpa es mía» ¿Pero, es realmente culpa suya? ¿Cómo se puede calibrar la decisión del equipo de lanzarle a la pista con una configuración mejorable?

Además del regalito de Hamilton, Ferrari contó con las bajas prestaciones de los RedBull que no se adaptaron a la pista italiana. Parecía increíble ver a los monoplazas de Webber y Vettel rociados de parafina, en un intento de sus ingenieros para adivinar por qué eran tan ´lentos´, a la vista de todo el mundo.

Quedan cinco bolas de partido. La próxima, Singapur, puede ser una ratonera y sus muros una invitación a la salida del coche de seguridad. Corea es una incógnita: nunca se ha competido allí —el circuito está por terminar— pero su recorrido antihorario será un castigo para el cuello de los pilotos. Las otras tres carreras, Japón, Brasil y Abu Dhabi, fueron tres victorias consecutivas de los RedBull en 2009. Habrá que apretar los puños: la emoción está asegurada.