Definitivamente este Valencia me gusta. Y me gusta por algo más que los cuatro partidos oficiales que lleva jugados y ganados. Este Valencia me gusta porque llega y porque te llena. Si el pasado martes ante el Bursaspor disfruté como hacía mucho que no había disfrutado, ayer sufrí como hacía mucho tiempo que no había sufrido. Y ya se sabe que cuando se consigue una cosa después de mucho sufrir, le encuentras mejor sabor. Suena un poco masoca, pero lo cierto es que estoy encantado de sufrir. Es más, es un placer sufrir con este Valencia.

Me gusta la sensación que me produce ver a los jugadores de mi equipo dejarse la piel sobre el terreno de juego. Me reconforta. Me gusta Topal. Me gusta mucho Topal. Con él, hasta yo me atrevería a jugar de central. Curra mucho. También me gusta ver al Tino Costa trabajar. Y me gusta pensar que las cosas están tan de cara que hasta en los pequeños detalles tenemos suerte; Mata necesitaba un gol y ya lo tiene. ¡Vamos Matita!

No me gusta, me encanta comprobar que en Madrid siguen ignorándonos: «El equipo madridista se acostó líder por primera vez en esta Liga. A la espera del partido de hoy en el Vicente Calderón, que enfrentará al equipo del Manzanares con los pupilos de Pep, que decidirá el líder definitivo de la jornada». Juro por mis guitarras y por todos mis discos de los Ramones que esto lo leí ayer domingo. Lo juro. Me encanta que no cuenten con nosotros.

Si hasta me gustan las rotaciones que hace el entrenador. Y por supuesto me gusta que los jugadores se vayan a donde están los aficionados y les regalen sus camisetas, pero sobre todo, me gusta tanto ganar en el Rico Pérez...