Después de tres jornadas, el Valencia es líder en solitario muy que les pese a algunos. Aquí en esta liga parece que sólo son dos los equipos que puedan mandar en la tabla, ya saben de quién se trata. Es cierto que al final pueden tener razón, pero para llegar ahí todavía falta mucho camino por recorrer y la realidad actual es la que indica la clasificación. Tras tres encuentros, el único conjunto que ha ganado los tres compromisos es el Valencia. Tras el partido de Anoeta y la, para mí, pírrica victoria de Madrid, los voceros de turno se cansaron de decir y recordar que el Real era líder, se acostaba en esa primera posición y sólo se referían al partido entre el Atlético y Barcelona como único, si la victoria se decantaba de lado colchonero, que podría quitar al Real del primer puesto. Quizá fue un lapsus de memoria y no pensaron que el Valencia había ganado sus dos compromisos y si repetía en Alicante podría ser líder, como así fue. No deben preocupar demasiado esos olvidos, al Valencia le va bien ir de tapado, lo demostró en los años que ganó recientemente la Liga. Pocos contaban con él y al final se llevó el gato al agua. Ahora se trata de actuar del mismo modo. Humildad, mucha humildad, trabajar cada partido como si fuera el primero de cada campaña y no preocuparse de lo que hagan los demás.

La moda de la protección

Está de moda la palabra protección. Se pide en los campos para ciertos jugadores, sólo para unos cuantos, bueno, creo que abuso, sólo para dos, Messi y C. Ronaldo, a los demás da lo mismo que los cosan a patadas. Tiene gracia la cosa, no les parece. Este revuelo me ha traído a la memoria un nombre al que una entrada, mucho más dura que la de Messi, le dejó fuera de los campos de fútbol durante mucho tiempo, rompiendo una carrera espectacular, tanto en su equipo como en la selección. Estaba en su mejor momento, sin duda el mejor de Europa en su puesto. Por esa lesión se quedó fuera de un Campeonato de Europa y del Mundo. Me refiero a Vicente Rodríguez. En Alemania y en competición europea lo lesionaron, sólo clamamos al cielo por la dura entrada los de casa y de ahí no pasó. Nadie más se acordó del asunto, de pena.