Esta es la realidad. Al llegar a la cuarta jornada de la Liga BBVA, el Valencia defiende ante el At. de Madrid su condición de líder en solitario. Este excelente arranque de temporada produce satisfacción, por cuanto no se esperaba que el equipo se comportase con solidez y, sobre todo, con un excelente poder de reacción. El espíritu de trabajo y solidaridad en el esfuerzo que se manifiesta en el quehacer del grupo es todo un signo positivo a tener en cuenta.

La prueba de esta noche, ante el combinado que dirige el ex valencianista Quique Sánchez Flores, adquiere una nueva dimensión. Cada jornada que transcurre el listón se eleva de nivel. El At. de Madrid, a priori, es el adversario más cualificado de cuantos se han enfrentado los valencianistas hasta el momento. Se trata de un partido, ante un distinguido rival, que puede empezar a marcar las posibilidades reales del combinado que prepara Unai Emery. Lo prudente, sin embargo, es mantener la mente fría y ser conscientes de que esta historia no ha hecho más que empezar; sin embargo, el posible desenlace despierta ilusión aunque esté alejada en el tiempo. Bueno es empezar como lo ha hecho el Valencia.

El tobillo de Messi

El lateral del At. de Madrid, Ujfalusi, no estará en Mestalla después de su agresiva entrada al jugador del FC Barcelona, Leo Messi. Una entrada que despierta todo tipo de comentarios pero siempre quedará la duda en saber si Ujfalusi fue en busca del balón o del tobillo. Me creo cualquiera de los dos argumentos, pues en lo que no creo es en el saber estar, en líneas generales, de los profesionales. Este tipo de entradas no son una excepción en el juego de Ujfalusi como en la de otros muchos jugadores. Lo que sucede es que en esta ocasión el receptor de la misma ha sido Messi, el mejor jugador del mundo, y la repercusión se globaliza. Los propios jugadores tendrían que ser los que tomasen medidas con aquellos supuestos compañeros que hacen uso de las malas artes y de la intencionalidad para frenar al adversario. Dudo que lo hagan, pues a todos los equipos le interesa en sus filas a un jugador que ponga el pie con desparpajo, con todas las consecuencias. Se asume el riesgo, con cinismo, que en ocasiones se equivoque y en lugar de encontrar el balón tropiece con el tobillo ajeno y lo dañe. ¡Qué importa! ¿Se acuerdan de la indecente entrada, en el medio del campo, de Andoni Goicoetxea a Maradona? Mandó al argentino, una larga temporada, a la grada.

Ovación en Orriols

Los espectadores que asistieron, el pasado domingo, al encuentro entre el Levante UD y el Villarreal (1-2) se dieron cuenta de la realidad y la aceptaron. Quizá, por este motivo, despidieron a sus jugadores con una ovación, a la conclusión del partido, y a pesar de la derrota. Los levantinistas pusieron sobre el terreno de juego entrega, coraje, trabajo y, en definitiva, honradez. No se les puede pedir más. En cambio, el Villarreal supo sacar a relucir sus contadas dosis de calidad para marcar la diferencia en los momentos puntuales, al mismo tiempo que rentabilizaba un error del árbitro Rubinos Pérez que le permitió marcar el segundo gol. Siempre la misma historia, el error humano favorece al grande en detrimento del pequeño. ¡Menudo calvario le queda al Levante UD!

Luis García Plaza, a la conclusión del encuentro, señaló que «vamos a dar mucha guerra». Espero que sea así pero sumando puntos. No hay duda de que el Levante UD sigue siendo un equipo en construcción. Algunos de los recién incorporados precisan de muchas horas de entrenamiento para llegar al balón con la precisión y prontitud que se espera. Es cierto que las sensaciones fueron mejores, en relación a las percibidas en anteriores partidos, pero no suficientes para salir airosos en la Primera División. A pesar de todo ello, cada nueva jornada está acompañada de un rayo de esperanza. Deseamos que en Almería se consiga el oxígeno que se precisa.