Que Guajes nos sólo hay uno, que Mata también es un hijo de Asturias y que, además, es bien bueno. Eso decía una paisana de Juan a su llegada a Avilés y a Juan se le ponía la sonrisa de oreja a oreja. Es su viaje favorito. El desplazamiento que estaba esperando desde que conoció el calendario en verano. Para él, todo es especial. Desde que empezó la semana hasta que el avión despegue esta noche hacia Valencia. Sólo había que verlo llegar a Manises. Todos los jugadores aprovechaban la espera para tomarse algo en la cafetería del aeropuerto. Él no. Se fue sólo a una de las butacas de espera. Mejor dicho, él y su teléfono móvil. Una Blackberry de última generación que echaba humo. No me pude resistir. Le dije: «Imagino que un Sporting-Valencia es tan bonito como duro. ¡Hay que contestar a muchos mensajes! De los familiares, los amigos y los ex compañeros». «¡Es bonito, es bonito!» me corrige él. «Ahora le estoy enviando un mensaje a un buen amigo. Le estoy diciendo que se le echa de menos por aquí al volver a la tierra y que deje algún gol al resto de delanteros cuando juega ante el Sporting porque siempre los mete él». Ese amigo es el ´otro´ Guaje, como decía la señora. Es Villa. La Blackberry de los dos ha cruzado muchos mensajes esta semana. El Guaje le desea lo mejor...pero si es contra su Sporting la cosa cambia un poco. «A ver lo que haces con mi Sporting», le dice el azulgrana. Villa ya sabe que Juan querrá marcar, pero no por ser del Oviedo. Él se declara sportinguista, pero nunca anti-Oviedo. Es la conversación de dos amigos. Mel, el padre de Guaje, quería ir a El Molinón, pero al final hizo las maletas para Barcelona. Una pena. Le hubiera gustado verle, como sí vio a sus padres, a su hermana, tío, abuelos, primos y amigos ¡Todos le esperaron en Gijón! Ahora el que espera un SMS es Villa. Mata lo tiene escrito por si acaso... «¡Yo también le marqué!».