En un fútbol en el que el doble pivote le come terreno a pasos agigantados al ´8´ organizador, ¿qué tipo de centrocampista es el Tino Costa? Mucha pregunta es esa: ¿El Tino es un organizador, un canalizador, un llegador o un todocampista¿ ¿Es un ´6´, es un ´8´ o es un ´10´? Para ir disipando dudas, lo primero que hay que decir de él es que tiene cosas de buen futbolista. Y eso también es mucho decir, pero vayamos por partes.

Al poco de consolidarse Éver Banega como organizador indiscutible del Valencia, —después del primer partido de liga de la campaña pasada ante el Sevilla—, saltó la comparación: «Banega no es como Baraja...». Efectivamente. Y pocas veces una comparación escondió una verdad tan grande. Muchos partidos después —y las enormes dosis de confianza que conllevan— nos han regalado a un Banega capaz de dirigir desde atrás al equipo y capaz de pedir el balón siempre, por muy negra que se esté poniendo la cosa, es decir, ´al más puro estilo del Pipo´. Pero como efectivamente Banega no es Baraja —si acaso ´Barajita´ que otra vez es mucho decir—, en una excelente temporada del argentino apenas le vimos arrimarse al área rival. Si acaso el día del Villarreal. Bien estuvo.

Aunque algunos tengamos tanta fe en Éver que lo consideremos el próximo Xavi —sí, es lo que pienso— lo cierto es que es una evidencia que el argentino no llega al área. Como lo fue Baraja y como es Xavi, Banega es el compás al que se mueve el resto del equipo, es la dovela sin la cual se cae el arco. Pero llega poco. Lo suyo es canalizar, recibir, eludir la primera presión y dar el pase. En eso Baraja era mentalmente más rápido que nadie y antes de tener el balón ya sabía a dónde lo iba a enviar. A Xavi le vale con darse la vuelta y levantar la cabeza mientras que Ever es un maestro escondiéndola pegada a su bota con la ayuda de su menudo cuerpo. Baraja, Banega y Xavi se guardan el balón, el Tino en cambio parece más cómodo si toca a un lado y a otro y se va para arriba, como en el Montpellier, donde jugaba con un 4-3-3 que le liberaba para llegar al área y amenazar con su excelente y potente zurda. Eso en el Valencia se traduce en un juego de ida y vuelta y sobre todo, se traduce en un riesgo mayor, porque cuantas más veces te vas para arriba, más posibilidades tienes de perder el balón... ¡Peligro!

Se vio ante el Atlético de Madrid, al Tino le encimaron cada vez que recibió para canalizar; cuando no fue Raúl García fue Paulo Assunçao. Si hasta Reyes le buscó dada la tendencia natural del argentino de caer hacia la izquierda. El Valencia padeció este asedió del Atlético de Madrid sobre el Tino en la primera parte, en la segunda, cuando los colchoneros se fueron para atrás, el Tino se soltó, nadie le encimaba. Llegados a este punto, ¿tan importante es que el Tino además de hacer todo eso que se intuye que va a hacer, organice con la fluidez que organizó Baraja? ¿No es demasiado pedir y demasiado pronto? Seguramente sí, porque como me dijo hace tiempo un buen conocido del fútbol internacional, «en todo el mundo no hay un jugador como aquel Baraja...».

Para que no parezca lo que no es, toca recordar ahora cuánto le ha costado a Banega organizar el juego ´al más puro estilo del Pipo´, y sobre todo, toca hacer una reflexión; uno ve trabajar y correr al Tino y podría pensar que está ante un centrocampista de contención. Después uno le ve golpear a puerta y hacer un pase de 40 metros y se da cuenta rápidamente de que está ante otra cosa. Este Tino de ahora necesita panorámica y pausa, y sobre todo necesita tiempo, pero abruma por su actitud y sus ganas. Nada que reprochar. No nos volvamos locos comparándolo con Baraja porque no es Baraja. Ni con Banega. El Tino es el Tino, pero eso sí con tiempo, hasta el juego puede llegar a fluir por sus botas...