¿Por que se la jugó el Real Madrid con Iker Casillas? ¿Por qué se la jugó el Barça con Valdés? ¿Por qué se la ha jugado el Atlético con De Gea...? ¿Y por qué el Valencia no se la juega con Guaita? Seguro que hay un motivo, aunque yo no lo entienda, visto desde fuera. Después de darle muchas vueltas al tema de Guaita y Diego Alves, la gran crítica que hay que hacerle al Valencia es que hace unos meses —cuando había que mojarse, entre ´la edad de César´ y ´las maneras de Moyà´—, nadie sa atrevió a decir, «no hace falta fichar un portero, tenemos a Guaita». Y eso compete a todos aquellos que toman decisiones y también a los que viven el día a día de los futbolistas. La gran crítica que se le puede hacer al Valencia no es que se vaya a por Alves —porque fue a por él antes de la explosión de Guaita y porque en definitiva es un excelente portero—, la gran crítica que hay que hacerle al Valencia es que no conocía a Guaita... Es así de duro. Nadie se mojó por él cuando era tercer portero y cuando tocaba hablar de la portería de la temporada que viene. Insisto: esa responsabilidad es compartida. Muy compartida.

Yo también leo

Vamos con el partido. Es como lo que le dije el otro día a uno de la Caverna de Madrid: «Oye, aunque los de por aquí parezcamos paletos, también leemos libros». Pues eso, que yo también vi el partido y también me puse de mala ostia cuando Baptista hizo el empate a tres. A mí tampoco me gusta que el Valencia parezca un caballo desbocado sin control que no sabe matar un partido ni teniendo dos jugadores menos el contrario. No me gusta ver que los laterales siguen arriba cuando tienen que cerrar porque de lo que se trata es de no dar opciones de contragolpes al rival, y no me gusta ver que el Valencia de ayer tuvo espíritu, coraje y hasta fútbol, pero sacó un cero patatero en oficio. Pero qué quieren, prefiero quedarme con los quince puntos en cinco partidos y prefiero pensar que hoy la Real nos echará una mano en Vila-real. Prefiero quedarme con la sensación de que el equipo ha recuperado la autoestima que no vi ante el Levante. Está bien la autocrítica, pero no me gusta que roce la autodestrucción (yo también avisé el sábado pasado que las sensaciones del equipo no se ajustan a la estadística). Si hasta parece que recuperamos a Banega... En esta vida, hasta de la Caverna de Madrid se puede aprender algo. Ellos, hoy, hablarían de casta y coraje... Disfrutemos del domingo. Yo lo voy a hacer.

Sobre Navarro

También me gusta que un futbolista que ha sido titular pierda su puesto porque cuando se lesiona, algún compañero le ha ganado el puesto. Me gusta que el futbolista en cuestión acepte que tiene que trabajar y esperar paciente a que le llegue otra oportunidad. Esa es la única verdad de un equipo de fútbol. Lo digo por Navarro, del que a menudo se dicen demasiadas tonterías.

Rock contra el frío

Hacía mucho frío, tenía trabajo en el periódico y me quedé a ver el partido en la redacción. Cada vez que sacaba Mathieu de banda en la primera parte, y en la zona de ataque, salía detrás de él un tipo con chupa de cuero, melena y camiseta negra. Lo que es un heavy de toda la vida. Le mando un saludo al colega: ¡Mi rollo es el rock... y el fútbol!