Los próximos 20 días van a ser los más importantes de la historia del Valencia Basket y por ello equipo y afición deben prepararse para disfrutar. La presión la tiene el Madrid, nunca un Power Valencia que ya ha hecho en Europa más de lo que se esperaba. El equipo tiene la obligación de no despistarse en la Liga ante tres rivales que debe vencer si quiere seguir arriba —Fuenlabrada, Lagun Aro y Cajasol—, pero Europa es un motivo para ilusionarse y prepararse para vivir otra noche inolvidable como la que sentimos ante el Fenerbahçe.

La fuerza del equipo

El Power llega a esta eliminatoria tocado por las lesiones pero sólido como equipo. La fuerza del grupo que ha inculcado Pesic está ocultando de una forma impresionante las ausencia de Claver y Augustine, pero todo tiene un límite. El ritmo de entrenamientos es bestial y el equipo está a punto de pasarse de vueltas, pero no queda otra que seguir adelante hasta que el cuerpo aguante. A veces la fe, el buen trabajo, la ambición y la ilusión hacen milagros.

A Madrid, sin complejos

Hay que ir sin presión a Madrid, pero sin complejos. El equipo debe estar dispuesto a noquear un equipo que, aunque te triplica en presupuesto y tiene una sensacional plantilla, evidencia debilidades y que cuando se le zarandea cae, pero si se le baja la vista o le tienes miedo, te noquea. La autogestión que impera en el Madrid es peligrosa, ya que cada vez tiene más pinta de que el entrenador en la pista es un tal Prigioni y ese chico es muy bueno y ganador.

Una eliminatoria larga

Todos esperamos una eliminatoria larga, a cuatro o cinco partidos, aunque ojalá el Power lo liquide en tres, pero lo normal es que sea una serie dura y con vaivenes. Estoy convencido que en Madrid se ganará un partido. A este Power es muy difícil sorprenderle dos veces y si esto sucede Valencia y La Fonteta tienen que arder. Estamos ante una ocasión ideal para llegar a la Final a Cuatro y dejar muy claro que este club merece licencia de Euroliga.

Hay que valorar al Power

El Unicaja no merece estar por delante del Valencia Basket, por mucho Garbajosa o Fitch que contrate —en fichajes a mitad de temporada malagueños y baskonistas nos están dando sopapos, salvo en el tema del entrenador—, aunque el Power no debería plantear la batalla como una pugna con el Unicaja, un club que merece respeto, hay que pedir por lo bien que se está haciendo en Valencia, no por lo mal que lo hacen los otros. Hay que valorarse.

Pesic sigue mandando

El fichaje de Middleton nos alegra a los cuarentones, que al parecer también tenemos opciones de jugar en la elite. No seré yo quien critique un jugador antes de verlo en la pista, pero convendrán conmigo que ha sido una adquisición sorprendente. Es una muestra más del poder de Pesic, el hombre que manda, hace y deshace, y de momento, con resultados avala su gestión. Que acierte.

Epi rechazó una oferta

La llegada de un jugador que podría ser el padre de alguno de sus compañeros es un acicate para los veteranos del club, si yo fuera ellos invitaría a Pesic a un entrenamiento por si alguno aún tiene opciones de retornar. Eso sí, aunque algún cachondo me apuntó los nombres de Ron Crevier, Branson, Joe Cooper o Bruno Squarzia —un magnífico actor— como alternativas, puedo asegurarles que están descartados. También es falso que casi 20 años años después Epi llamara aceptando la oferta que en su día le hizo Juan Roig y que según él mismo me dijo una vez, «después de aceptar lo que le pedí no tuve narices de venir». Han pasado más de diez años desde que me lo contó y espero que a mi admirado amigo Epi no le moleste que cuente esta vieja historia. Y no fue la única estrella de aquella época que estuvo a punto de fichar en los ?90. Las cosas han cambiado.