La presentación del nuevo jugador del Valencia CF, Dani Parejo, en Paterna fue una buena idea, como en su día también lo fue tomar por escenario Xàtiva o Torrent. Se trata de una fórmula válida de acercar a los jugadores a los aficionados. La proximidad siempre me parece positiva. El valencianismo lo forman los ciudadanos aunque ahora la entidad esté en manos de financieros con sueldos escandalosos y, en algunos casos, de dudosa capacidad pero con excelente influencia política.

Mejor equipo

El presidente Manuel Llorente tomó el micrófono en Paterna, ante cientos de aficionados, para anunciar que el equipo de la temporada que va a comenzar «será más competitivo que el de la pasada». En realidad, no puede decir otra cosa. El Valencia, por historia, respaldo social y presupuesto, está obligado a ello aunque el Real Madrid y el FC Barcelona se sitúen en una órbita distinta. Este perfil de mensaje siempre gusta. Los aficionados lo que quieren es presenciar buenos partidos y, sobre todo, que su equipo gane. La victoria se impone, por lo general, al espectáculo. Sin embargo, las buenas intenciones hay que convertirlas en hechos palpables y cuando sólo faltan días para el inicio de la pretemporada, la configuración de la plantilla del próximo ejercicio no está conformada y existen dudas sobre la misma. Hasta el inicio de la competición hay tiempo para las combinaciones. Diversos son los jugadores que se desean contratar, pero es elevado el número de futbolistas a los que se les han abierto las puertas del club para que tomen otros caminos. Senderos que no terminan de encontrar por la confortable situación económica en la que viven.

La portada de SUPER

La portada de SUPER del pasado miércoles 29 de junio me impactó. En la misma figuraban los nombres de hasta 12 profesionales que llegaron al Valencia como si de estrellas se tratasen y tras un recorrido más que decepcionante, se les anima a que se busquen equipo. Jugadores como Renan, Miguel, Maduro, Del Horno, Michel, Sunny, Manuel Fernández, Chori Domínguez, Nacho González y hasta el propio Éver Banega. La aportación de estos ha sido en general escasa. Alguno de los citados, encima, han sido fuente de conflicto y descrédito para la entidad que tan espléndidamente les paga. Sin embargo, no son responsables de que por obtener sus servicios se abonasen cantidades importantes y, en la mayoría, se les firmasen fichas elevadas, desorbitadas y diría que hasta inmorales, en relación al rendimiento dado. Estos hechos son los que causan un daño irreparable al Valencia y sus responsables, primero los técnicos que los propusieron y después los dirigentes que los firmaron, deberían de pagar por ello. Demasiados fichajes fallidos, demasiado dinero despilfarrado… Así va a resultar muy complicado nivelar los ejercicios. Si se consigue el equilibrio es porque se recurre a la venta de los mejores, con lo cual, ya tiene mérito que Unai Emery sea capaz de mantener a su equipo entre los mejores.

Unai Emery

Unai Emery, precisamente, se dispone a iniciar la cuarta temporada consecutiva con el Valencia CF. Todo un logro y hay que felicitarle por ello. Muy pocos lo han conseguido. Además, el mérito de Unai Emery es aún mayor por no haber sido contratado por Manuel Llorente, al que todo le gusta controlar y por ello se inquieta cuando no está sentado en el sillón de su despacho. En los últimos tres años el entrenador ha sabido aguantar todas las mareas. Ha sabido regatear los malos momentos y disfrutar lo justo en los buenos. Siempre ha conseguido los objetivos que se le han marcado y por ello sigue en su puesto. Nadie le ha regalado absolutamente, nada. Ahora su presidente anuncia a los cuatro vientos que va a disponer de una plantilla más competitiva, en consecuencia, habrá que prestar atención al nuevo objetivo que se le marca. Bueno, es probable que este detalle se eluda para disponer de total libertad en el momento de tomar futuras decisiones. Debe ser engorroso, de cara a la opinión pública, querer desprenderse de un empleado que cumple con su trabajo y al que hay que mantener por su rigor a la hora de alcanzar las metas que se le fijan.