Que no llegamos, que no llegamos! Con esas bromas partía el autobús de la ciudad deportiva de Paterna camino a la estación Joaquín Sorolla del AVE. Quedaba poco tiempo y todavía había que cruzar la ciudad. «A ver si nos quedamos abajo», empezaban a bromear los primeros miembros de la expedición que no viajaban con el equipo. La bromas poco a poco se iban transformando en preocupación. Eran las 18:55, el tren salía a las 19:10 y no había rastro de los jugadores. «Que esto no es como el vuelo chárter, que estos no esperan», se empezaba a decir. Empezaban las llamadas al autobús. Por suerte, la respuesta era tranquilizadora. El equipo estaba de camino. Eso sí, llegaba con el tiempo justo. «Madre mía que hay que coger el siguiente». Aún no las tenían todas consigo. Todo era mirar el reloj y la calle por donde debía aparecer el autobús. A las 19:01 llegaba...¡pero aún había que pasar por las cintas de seguridad y buscar los vagones». «¡Vamos, vamos!». A las 19:07 entraba el último futbolista al tren. Aduriz. Aún faltaba Voro, de coche escoba, que lo hacía un minutos después de comprobar que estaban todos. Solo habían sobrado dos minutos. Por fin respiraban algunos. Podían empezar las partidas de parchís y las cartas...

El pasamontañas

«¡Llevamos los guantes, la bufanda y hasta el pasamontañas!, bromeaba Manuel Llorente a la llegada a Madrid. Tres grados esperaban a la expedición en medio de la ola de frío siberiano que azota a toda Europa. El trayecto de la estación de Atocha al autobús del equipo fue infernal. Tino se abrigaba con un gorro gris que había cogido de casa, Pablo y Jordi Alba se subían el chandal hasta arriba, Aritz aligeraba el paso, Piatti se frotaba las manos y Soldado recibía el calor de la afición. Lo de ´Soldado, selección´ no es solo cosa del valencianismo. La cosa ya clama al cielo. Ayer, desde el corazón de Madrid, los vecinos de la capital pedían la internacionalidad de nuestro ´9´. Era el más solicitado. El último que salió de la estación después de firmar, fotografiarse y atender a los aficionados. El hotel NH Ribera del Manzanares, a solo 300 metros del Vicente Calderón, esperaba a la expedición.

Un ojo en Barcelona

Esperaba el hotel y también el Barça, el rival copero del miércoles. Los jugadores se enteraron de la alineación de niños de Guardiola -Dos Santos, Thiago, Tello y Isaac Cuenca- justo al llegar al hotel. Cenaron a las nueve y media, tras la sesión de firmas Herbalife de Jonas y Diego Alves, y vieron el partido del Barcelona desde uno de los salones del hotel y desde sus habitaciones.