Volvió el Valencia a la senda de la victoria en la Liga. Más por inercia que méritos propios, ya que el Sporting de Gijón poco tiene que ver este año con el equipo que tanto se le atragantó en Mestalla a los de Emery temporadas pasadas. La goleada final no puede ocultar el bache que atravesamos; que vuelve a faltar frescura —la Copa nos ha pasado factura— y que por lo tanto se juega a una velocidad menor, restando capacidad de sorpresa. La mejor prueba, el soberbio gol de Feghouli en la única acción en la que el equipo imprimió velocidad al desplazamiento del balón en toda la primera parte.

A propósito del ´Soso´

Feghouli representa perfectamente lo que es el Valencia actual. Un equipo que crece y mejora cada año pero su base actual son jugadores que todavía tienen por delante un amplio margen de mejora. De ahí que sean capaces, como el argelino, de sorprendernos gratamente — como contra el Sporting— o de desesperarnos con acciones como la incomprensible expulsión del Nou Camp unos días antes. Si bien, en disculpa del ´Soso´, hay que decir que el árbitro fue excesivamente meticuloso al mostrarle la segunda amarilla, así como Emery un pardillo por no anticiparse con un cambio a los evidentes signos de cansancio que mostraba el jugador.

Pudo ser

Pues a pesar de la diferencia en el juego —sobre todo en la vuelta—, no estuvo el Valencia tan lejos de pasar a la final de la Copa. Alves y un Barcelona que no anda fino nos mantuvieron con vida hasta que el

árbitro de turno dijo basta. Lamentable que los dos grandes, aparte de las diferencias que marcan sus jugadores, cuenten también con la ayuda de los trencillas cuando las cosas se ponen feas. Así, imposible.

Una liga menor

Me sorprende una vez más Unai Emery con sus declaraciones. Si el Valencia hace sus deberes —es decir, no tirar partidos contra la Real Sociedad y compañía—, lo de la tercera plaza debiera estar más que segura para después de Fallas. Y es que un servidor mira la clasificación y no sale de su asombro. Nueve puntos separan al Levante en puestos Champions del Racing en posición de descenso. Algunos lo llamarán igualdad. Yo más bien creo que es reflejo del preocupante declive en el que se encuentra el fútbol patrio. La selección podrá ir bien. Los clubes, desde luego, cada vez tienen menos posibilidades de aspirar a otra cosa que no sea huir de la quema.

Y ahora la Uefita

Es la competición que nos queda para soñar esta temporada. En cualquier caso, el camino a una hipotética final será duro. Empezando por el rudo Stoke City, que a buen seguro nos va a apretar las clavijas allí. Era justo lo que necesitábamos. Un equipo inglés a la antigua usanza, de los que tienen el balón los noventa minutos surcando los cielos para poner a prueba nuestra capacidad defensiva. Después del recital que ofrecieron la pareja de centrales, Rami y Víctor Ruiz, en Barcelona, échese amigo lector a temblar de lo que puede ser el partidito del jueves como los de Emery no sean capaces de bajar el esférico al piso y mantener a los ingleses alejados del área. Todo lo que signifique salir con vida de las islas bienvenido sea porque en Mestalla ellos serán menos fieros pero igual de toscos.