En los momentos complicados, los veteranos tiran del carro casi por inercia. Ellos asumen el papel de reconducir al grupo si se producen desplantes que puedan erosionar la armonía. El Levante siempre ha superado las adversidades como colectivo y ahora debe lograrlo aunque no esté Nano. Mal camino sería entrar en un cúmulo de rencillas. Alguna grieta que otra empieza a producirse. Las camarillas suelen acabar en fracaso, más todavía si la inercia deportiva es negativa. En el día que Juanlu aparecía por primera vez en Buñol sin la bota protectora y se calzaba las zapatillas para trabajar en campo, el vestuario radiografiaba el 3-5. No fue un análisis cualquiera, fue el más crítico de la temporada y no solamente por lo que pasa con el balón en acción. Juan Ignacio solicitó a sus jugadores que no den pie a cualquier agitación pública extradeportiva e igualmente les dejó claro que no es necesario poner detectives para controlarles: si patinan, siempre se acaba sabiendo.