El cambio de rumbo que tanto se reclamaba se produjo y quedó plasmado en una sufrida, como casi todas, victoria del Levante frente al Espanyol (1-2). Los triunfos tienen la virtud de comportarse como un bálsamo. El levantinismo ha recuperado la sonrisa y, sobre todo, la confianza en su equipo.

Diseño realista

No sé si fue fruto de la casualidad o del trabajo de la semana anterior (me quedo con esta última apreciación), pero lo cierto es que el equipo del Levante tuvo una presencia en el campo y un comportamiento bien distinto, con respecto a anteriores actuaciones. Se rescató el concepto de la humildad, las líneas se juntaron, se dejó la iniciativa a merced del adversario y se trabajó con constancia durante todo el partido. El sacrificio fue generalizado, nadie se escondió. Se vivió el enfrentamiento, ante el Espanyol, con la intensidad propia de un combinado que sabe que para llegar a la victoria necesita nadar más que los demás. Así fue como se puso punto final a una racha que estaba conduciendo a la entidad hacia el desasosiego. Así fue como se cortó la cascada de noticias que empezaban a poner en entredicho la profesionalidad de algunos jugadores y así fue como se ofreció un ejemplo de honradez que caló de inmediato en los corazones de los levantinistas. La imagen que más deseaban ver los aficionados fue la que los profesionales transmitieron a la conclusión de los noventa minutos: celebraron el éxito, en grupo, en piña. El concepto de equipo vuelve a prevalecer.

A cinco del Valencia

Sigue siendo una anécdota, dado que no es el objetivo, pero recuperar el cuarto lugar en la clasificación general, como distanciarse un poco más de los puestos de descenso, es siempre una agradable noticia. Produce una inmensa tranquilidad vivir en la zona alta y con la aspiración de seguir sumando los puntos que se precisan, entre ocho y diez, para aprobar la asignatura del curso 2011/12: la permanencia en la Liga BBVA. Además, reúne un mérito extraordinario estar situados los cuartos, con 35 puntos y un presupuesto de 27 millones de euros. Pensemos que el tercer clasificado, el Valencia CF, suma 40 puntos mientras su presupuesto es de 110 millones de euros. El Málaga, quinto clasificado (34 puntos) y propiedad del jeque Abdullach Bin Nasser Al Thani, goza de un presupuesto de 100 millones de euros. Por lo tanto, hay motivos para sonreír, para estar contentos. Eso sí, siempre que las actuaciones sean como las cuajadas ante el Espanyol, Sevilla, Málaga, Villarreal, Betis… En cambio, producen tristeza y cierto rechazo las mantenidas frente al Rayo Vallecano, Racing o Zaragoza. Sencillamente, a los jugadores del Levante UD se les pide profesionalidad, trabajo, entrega y honradez, que es lo suyo. No se les exige nada que no puedan y deban aportar.