Yo también jugué. Contra la lluvia y las instalaciones de emergencia del Llagostera. La cabina sin techo que había habilitado el club para la prensa esta inundada. No paraba de llover. ¿Y mi portátil? ¿Y ahora qué hago?, pensé. Me tenía que buscar la vida como fuera. Como los jugadores en el césped. Si el Municipal ya tenía trampa por las dimensiones reducidas y el césped artificial, las cosas se ponían más difíciles con el diluvio. Al final me colé en la cabina de megafonía del estadio gracias a la ayuda de un empleado. Por fin pude levantar la vista. Y allí estaba Banega jugando como si nada. ¡Ahora se iba la luz en la cabina! Mientras llegaban los de mantenimiento volvía a mirar al césped. Y allí estaba Éver. Controlando, regateando, asistiendo a sus jugadores y moviéndose como si nada, Yo las pasaba canutas para luchar contra el agua y el campo y a Éver parecía no importarle nada. El argentino seguía campando a sus anchas por el césped artificial mojado y pequeño del Municipal mientras yo me peleaba con los enchufes, las baterías y el cristal que empezaba a empañarse. Y ahí estaba él. Éver seguía a lo suyo. ´Com si res!´ Entonces me di cuenta que el que es bueno es bueno. A Banega le hubiera dado igual jugar en un campo de tierra o en una pista de hielo. ¡Y yo quejándome!

Un gesto con Jonas

Era el partido de Jonas. Se notaba desde que se subió al avión por la mañana. Su cara era de concentración. Estaba serio con ganas de que empezara el partido. Sabía que iba a jugar de segundo delantero por detrás de Valdez y sabía que era una buena oportunidad para reivindicarse. Y lo hizo en medio del diluvio de Girona. De la rabia de la falta a la escuadra que sacó Moragón pasó a la rabia por el gol. Recuperar a Jonas es de las mejores cosas que le podía pasar al Valencia. Los jugadores le arroparon cuando marcó el gol y enfiló en camino al vestuario. Sabían que lo necesitaba. También el cuerpo técnico. Pellegrino le hizo un gesto de aprobación y Compagnucci le tendió la mano cuando fue sustituido.

La bronca a Gayà

«¿El ´36´ quién es?», preguntaba en Llagostera. Una de las lecturas positivas del partido es la aparición de Gayà. El canterano debutó en partido oficial con el Valencia con buenas sensaciones. Atrevido en ataque, atento en defensa y providencial en un corte que podía haber significado el primer gol del Llagostera. Eso sí, tiene que ir madurando poco a poco en algunas jugadas. Para ejemplo, la bronca que le pegaron Pellegrino y Xavi Tamarit al canterano cuando tiró un balón a fuera de banda muy cerca de la portería de Guaita. «¡Pégale lejos!», gritaban. La experiencia es un grado. Ojo a su progresión. Acabó de interior y lo hizo igual de bien. Vamos a cuidar a este canterano por favor.

El duende de Guaita

Me preguntan los periodistas de Llagostera que cuál es el portero titular del Valencia. No sé qué decirles. Les hago una descripción cronológica de todas las alternancias que llevamos esta temporada y lo único que soy capaz de decirle es que el que en este partido es titular es Guaita. ¡Vaya ayuda! Vicent ayer no encajó ningún gol. Portería a cero. El de Torrent tiene duende. Hasta los palos se aliaron con él en el penalti que pudo suponer el gol del Llagostera. Luegos volvió a exhibirse con su recital habitual de salidas con puños incluídos. La pregunta es, ¿quién jugará el sábado? Habrá que hacérsela al Flaco...