No me equivoqué cuando la semana pasada escribía que el Real Madrid había enterrado el hacha de guerra y se declaraba ferviente seguidor del Levante UD. ¿La razón? Que los de JIM jugaban contra el FC Barcelona y, por el interés te quiero Andrés, había que olvidar todo lo que aconteció en el partido del Ciutat de Valencia y ser un azulgrana más „granota„ a ver si había suerte y los catalanes mordían el polvo. Pero el plan comenzó a torcerse cuando el Real Madrid perdió en Heliópolis, probando su propia medicina: un gol de Benzema mal anulado y un penalti en el área del Betis no pitado. ¿Duele, verdad? En fin, siempre nos quedará el Levante, pensaron. Y encima Artur Mas se había hundido. A tomar viento los planes soberanistas, mascullaban mientras se frotaban las manos. Pero tampoco. Y la ira de la prensa madridista „que no madrileña, aunque a veces sea bastante difícil diferenciarla„ cayó sobre los azulgrana. Los de siempre „confesos madridistas- se abalanzaron sobre el ordenador y aporreando el teclado a los sones del himno del Real Madrid comenzaron a vomitar. ¡El Levante sólo ha hecho 7 faltas al Barcelona frente a las 29 que sufrió en sus carnes y ceja los de Mourinho! Esto no se puede consentir, desbarraban ante micrófonos y cámaras de televisión. ¿Cómo pudo salir Messi por su propio pie del Ciutat? ¿Y qué me dicen de Iniesta? Si sólo faltaba que le extendieran una alfombra. Y Xavi aplaudido cuando fue sustituido. Con esas pruebas el tribunal del Bernabeu dictó sentencia: no ha lugar a defensa alguna, esto es un contubernio judeo-catalán y la condena es la hoguera. Todos al fuego depurador.

Frustrados

Pero resulta que, aunque a veces lo parezca, no siempre pueden controlar todo. Y para su desgracia, el Real Madrid está a 11 puntos del Barcelona. Lo que me fastidia es que canalicen su frustación contra el Levante. Lo que me reconforta es que les molestamos.