La futura estructura deportiva del Valencia CF no saldrá de la reunión del Consejo de la próxima semana, está tomando forma en la cabeza de Amadeo Salvo. Al final en el fútbol todo presidente aspira a tener a su entrenador y a su director deportivo, el que comparte sus ideas, no el que trabajaba para el anterior. No perdamos el tiempo en si Braulio Vázquez acertó más o menos en los fichajes, porque no es esa la razón por la que se lo ha liquidado de una manera tan poco elegante, después de haberlo ensalzado y prestigiado públicamente. Eso mientras le fue útil. Lo que de verdad ha agotado la confianza es la gestión de la crisis deportiva en que está inmerso el equipo prácticamente desde que empezó la temporada. Braulio se puso a favor de los futbolistas y se desmarcó a las primeras de cambio de Djukic, el entrenador por el que él mismo había apostado cuatro meses antes y al que el presidente había jurado respaldo infinito. No sólo propuso la destitución como única salida a los malos resultados, además lo que hizo a continuación fue poner sobre la mesa un recambio „Rubi„ que no estaba a la altura de lo que esperaba el presidente. Por eso, aprovechando que la popularidad de su director deportivo ha tocado fondo con los cánticos de Mestalla, no esperó a regresar de su viaje ni dejó pasar un solo día más. Entre otras cosas porque al suprimirlo del organigrama en estos momentos se refuerza a sí mismo, que falta le hace también.

Braulio y Djukic

Cada uno es quien es

Djukic lo está haciendo rematadamente mal y Amadeo está al corriente de las cosas que están pasando, pero al fin y al cabo uno es gallego y se llama Braulio Vázquez,pero el otro es Miroslav Djukic, historia del Valencia CF. El problema vendrá cuando se demuestre que Braulio tenía razón, algo que lo mejor será que no llegue a pasar. Y si ocurre, igual hay que pedirle consejo a Douwens, que ahora es el number one en el organigrama del presidente.

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