La actualidad dentro del Valencia Basket siempre tiene una puerta trasera. Una puerta que hoy abriré para contextualizar la delicada cuestión arbitral, y dar una suave pincelada a una cantera de la que emerge Pablo Pérez.

Cuestión de arbitraje

Me sorprendió ayer alguna crónica que leí desde Zaragoza en la que se echaba a los leones a los árbitros que el domingo pitaron en La Fonteta y a los que se culpaba casi exclusivamente del ´descalabro´ del CAI en la segunda mitad. Cuidado, digo que me sorprendió, no que no tuvieran razón. Y es que todo depende de los ojos con los que se mire. Que Pérez Pérez se convirtió en protagonista con la ´esperpéntica´ técnica a Lishchuk, correcto. Que metió la pata hasta el fondo y que desde ese momento se vio otro arbitraje como dijo Abós, cierto. Ahora, de ahí a que el CAI perdió por los del pito va un abismo, aunque es verdad que en el Valencia Basket alguno todavía está alucinando. «Tenemos a los mejores árbitros de Europa», dijo Perasovic tras el partido. Para gustos lo dicho, los colores€ incluso como broma.

Lección aprendida

Pero esa declaración de Perasovic ya les digo yo que no era una broma. ¿Una ironía?, tal vez, pero fue más una lección aprendida de lo vivido, por ejemplo, la pasada temporada cada vez que denunciaba, con razón, la persecución que sufría su equipo con las faltas. La consecuencia€ya saben la que fue.

Pablo Pérez

La Fonteta y los medios flipamos con Pablo Pérez. La falta de oportunidades que históricamente han tenido los jugadores de la cantera hace que la ilusión se haya desbordado con este chaval de 16 años que tiene un gran futuro por delante. Sin embargo, hay que tener mucha paciencia. Perasovic ya ha demostrado con hechos „las palabras se las lleva el viento„ que cuenta con él, y esa es la mejor garantía para que los últimos pasos en su formación se den de la manera correcta. Otros no tuvieron ni tienen esa suerte, así que toca aprovecharlo.