Di María tiene un problema en el Madrid. No es fichaje de Florentino Pérez. Que un futbolista haya llegado al club por deseo expreso del presidente o no condiciona en gran medida su permanencia. A las pruebas nos remitimos. El argentino ha rendido de forma impresionante, pero su consideración en la casa está muy por debajo de otros jugadores por los que sí se mojó Pérez, o que vinieron de su brazo. Por ejemplo, Benzema. Con independencia de que las peticiones económicas de Di María sean exageradas o no lo que no admite discusión es su valía.

Di María, un fichaje ´made in Mourinho´, como el de Khedira, ahora curiosamente también con los dos pies prácticamente fuera del Madrid, no es sólo un futbolista bien dotado técnica y tácticamente, sino que es de los que se deja siempre la piel en el campo. Su compromiso con el equipo es intachable. El argentino es el tipo de jugador del que puedes esperar que cuando las cosas se ponen feas se eche el equipo a la espalda. El ´Fideo´ se crece cuando se mete en un campo de fútbol.

Pero nada de esas extraordinarias cualidades y su plasmación en el campo le valen para seguir en el Madrid. Pérez una vez más apuesta por quien tiene todo por demostrar frente a alguien cuya aportación está más que contrastada. Como Di María no es de los ´suyos´, el presidente del Madrid no está dispuesto a aceptar el aumento que pide el futbolista y sabedor de que el desenlace en este tipo de situaciones es la marcha del jugador, sea por su propia voluntad o empujado desde el club, cuando no confluyen las dos circunstancias, como es el caso, ya se ocupó de buscar recambio.

El colombiano James tapa a Di María. Si es capaz de hacer olvidar al argentino está por ver, pero lo que es evidente hasta ahora es que no parece disponer de la misma versatilidad, otra de las cualidades que adorna a Di María. La temporada pasada Pérez fichó a Bale, y para que jugase en la derecha, Ancelotti tuvo que buscar acomodo a Di María, aún a costa de Isco, muy lejos todavía de estar en condicinos de satisfacer la tremenda exigencia de un club como el Madrid. Di María no sólo no tuvo ningún problema para adaptarse a su nueva posición sino que desde de ella se convirtió en uno de los mejores jugadores del equipo. Mientras el galés, por muchos goles que marcase, y algunos de ellos muy importante, no lo mejoraba en su parcela.

Ante las primeras dudas sobre el rendimiento de James, Ancelotti ya advirtió que el colombiano tiene que adaptarse, como cualquier recién llegado, y además que no habría cambio de sistema con respecto a la pasada temporada. O sea, que de mano ya hay que cambiar algo que funcionaba. Muy típico de la forma de funcionar del presidente del Madrid, que apelando a intereses estratégicos, coloca al entrenador una serie de futbolistas y que se las apañe como pueda. Si ya de por sí Ancelotti no ha demostrado ser un gran estratega a lo largo de su carrera, con este tipo de decisiones del escalón superior no es de extrañar que se vuelva más extraño todavía en su funcionamiento, y es que es difícil mantener el equilibrio cuando por encima de ti te están desestabilizando permanentemente de alguna forma.

El caso es que tanto Ancelotti como Pérez ya tienen una buena papeleta por resolver. Cómo sustituir de forma convincente a Di María sin que parezca en principio que las opciones de que disponen en la plantilla mejoren al argentino.