Si a la buena suerte se la entrena, algo podrá hacerse también con la mala. Es en lo que está el Levante, que acaba de perder a su fichaje estrella por lesión. Otra vez. Que Rafael no ha caído de pie es un hecho. Entre el problema de pretemporada, el de Almansa y esta recaída de Málaga se va a tirar casi tres meses parado. Demasiado para un Levante que si se lanzó a por Rodallega fue precisamente para evitar cosas así. Por eso y tal vez porque tenía ya la mosca detrás de la oreja... Es una pena lo de Rafael, sin duda, y más aún ahora que empezaba a ver a la luz. Pero bueno, después de empezarla a contrapie con una espantada, nadie dijo que esta temporada fuera a ser sencillo.

Transparencia

Han hecho falta siete lesionados, pero no hay mal que por bien no venga. Después de dos meses con el "pendiente de evolución", la transparencia médica de ayer debería ser la norma y no una excepción. Y es que a la que se le ocultan las cosas es a la afición, que merece saber porqué y para cuánto tienen sus futbolistas de baja. Por eso, en este tiempo aquí ha habido cumplida información sobre todos los casos. En especial el de Juanfran, a la postre ratificado oficialmente. Aunque sin necesidad de luz y taquígrafos, no cuesta tanto hacerlo. Así sí, pero siempre, no sólo cuando vengan mal dadas... Que enemigos no hay.

Espejo donde mirarse

Aunque deportivamente sigue por descorchar, en Rafael se ve a un tipo comprometido y con ganas. Mejor o peor, pero con una dirección clara. Es algo que de entrada no tenía Babá y que a Caicedo y Martins les costaba. Por contra, si Koné forma parte de la mejor historia del Levante es porque el marfileño es de los que entrenaban la suerte hasta la última gota. Es el espejo donde Rafa debe de mirarse. Que pregunte, que se enterará de mil y una historias sobre un ´nueve´ que metió al Levante en Europa estando "cojo".

Sin despotricar

Cuando las cosas no funcionan es más fácil despotricar que ser justos dando tiempo a quien verdaderamente se lo merece. Eso sin ocultar que resulta desalentador que el primer punto llegara otra vez gracias al portero, como si no hubiese cambiado nada. Y sí, Mendilibar es diferente. Una propuesta, la suya, aún por asimilar y de momento peor en resultados. Aunque alarga peligrosamente al equipo, la idea del técnico vasco es presionar arriba para que entre el balón y la portería los jugadores no tengan que cabalgar cuales llaneros solitarios. Con matices, era lo que el Ciutat quería para despertar del letargo en el que vivía. Pero calma. Primero que se vacíe la enfermería, que afloje el calendario canalla y después veremos, que queda muchísimo por delante.