o sé a ustedes, pero a mí todavía me dura el enfado de ver a once futbolistas que llevan la camiseta del Valencia CF zarandeados por el Rayo en Vallecas. Y el miedo a haber dejado a la gente sin la ilusión de esta Copa casi sin dar opción a disfrutarla. Debe ser el peaje que hay que pagar por tener un equipo tan joven y con algunas piezas que no acaban de encajar, pero con la calidad más que suficiente para al final resolver un partido como este a poco que las cosas se ponen de cara, en este caso gracias al regalo del portero a Paco Alcácer, que estaba ahí como siempre, esperando el error del rival a falta de un compañero que le ponga un pase. La juventud y la inexperiencia restan aplomo al Valencia en muchos momentos, no hay más que ver algunas caras incluída la del entrenador, pero también tiene las ganas, el descaro y la ambición, la otra cara de este equipo que apareció en la fase decisiva del partido, a tiempo para enmendar todo lo anterior. La irrupción de Rodrigo De Paul, apuesta de Rufete y Ayala, es una gran noticia para este proyecto. No lo duden.