El Levante se sigue pareciendo mucho al de la temporada pasada. En lo bueno y lo malo, pero sobre todo en lo competitivo que es. Aunque está plagado de de picos, de apagarse y de conectarse, siempre tiene un cable para enchufarse a la corriente. Por fortuna pueden contarse con los dedos de una mano los partidos de los que se queda fuera antes del final. Sin ir más lejos parecía que es lo que iba a ocurrirle ayer, pero en vez de arrodillarse no sólo se irguió sino que fue capaz de subirse a lomos del Sevilla y coger las riendas. Es, sin duda, la mejor seña de identidad de un bloque al que una cosa es que el salto de calidad se le adivine y otra que pueda darse ya como una certeza absoluta en vistas de lo que pasa en el campo. Por encima de sistemas, de filias y de fobias, la competitividad es también la principal virtud de Lucas Alcaraz, especialista en rascar puntos de aquí y allá jugando bien, mal o regular. También en sacar rendimiento de las plantillas que tiene a su disposición y en imprimirles un signo de identidad. Es evidente que el proyecto aún no ha terminado de coger velocidad de crucero, que hay ratos auténticamente infumables y cosas que corregir, en especial todas las que tienen que ver con el juego de ataque. Y es que aunque la propuesta mejoró como de la noche a la mañana en la segunda parte, tal y como lo atestiguan las estadísticas, tampoco fue tan buena como le pareció al técnico contra un Sevilla que ahora mismo es menos fiero de lo que lo pintan, entre otras cosas porque a diferencia de los del Levante sus fichajes no están dando el do de pecho. Para los méritos cosechados en las tres jornadas que van de Liga, lo cierto es que dos puntos son un bagaje muy insuficiente y encima teniendo en cuenta que la próxima jornada es en Can Barça. Sin embargo, las sensaciones continúan siendo una coartada muy potable. Son las mismas que sin contar el agujero que dejó Mendilibar habrían sido sinónimo de permanencia más que sobrada. Eso sí, Ghilas y Deyverson que aprieten.

Competencia por los puestos

Una diana de lo más oportuno

Ya es casualidad que marcara Camarasa, como ya lo fue alguna que otra vez en el pasado. Con el aliento de Jefferson en el cogote, el canterano fue quien salió al rescate del equipo con una buena jugada. La competencia es positiva, aunque también es cierto que hay que saber sobrellevarla.