El error de Peter Lim no es que lo pillen después del partido y la bronca degustando un buen Vega Sicilia, que es además lo que hace siempre que viene a Valencia. El pecado es haber elegido como consejeros a quienes han dirigido su proyecto más hacia el negocio que a construir un buen equipo, que es lo que tenía la temporada pasada. Con el mismo entrenador al que Mestalla definitivamente ha cogido la matrícula. Con el vino va a lo seguro, en el tema de los fichajes ha arriesgado mucho más y de momento las cartas le pintan mal. El resultado es lo que vemos, un Valencia que tiene en el banquillo futbolistas llamados a romperla algún día, pero que no se ha reforzado con jugador alguno que venga a elevar el nivel que ya tenía para afrontar las nuevas exigencias. Será por la escasa aportación de los fichajes, por el efecto laxante de algunas renovaciones o porque, como suele decir Nuno y comprobamos que comparte también el capitán, jugamos siempre mejor que el otro pero el balón no entra, pero el equipo no ha evolucionado nada respecto al que acabó cuarto la temporada pasada ganando muchos partidos con sufrimiento. Después la gente escucha que se han gastado no sé cuántos millones y no entiende nada, pero eso mejor que lo explique el entrenador, que si no responsable máximo de todas las decisiones, las acepta y las suscribe por ser amigo del propietario y su agente.

Todos sabemos por qué tanta gente ya no le pasa ni una a Nuno y lo peor es que lo va a tener muy difícil para cambiar esa opinión. Ojalá lo consiga por bien del equipo al menos en la distancia corta. Es una noticia terrible para el club tener a miles de personas en Mestalla pidiendo la cabeza del que está en el banquillo ya en la jornada cuatro, en estas circunstancias sólo se le puede desear lo mejor que será ganar partidos, porque además no parece que Lim vaya a entregar su cabeza.