No sé ustedes, pero yo prefiero que las cosas queden claritas a principio de temporada. No ha acabado septiembre y ya tenemos varias cosas diáfanas. La primera, que no hay fichajes de enjundia que mejoren lo que ya teníamos. La pasta nos la hemos gastado en fichajes de jugadores sin renombre aún, y en los que ya estaban aquí a título de cedidos, que es como comprarse un coche con una financiera, disfrutarlo mientras abonas en cómodas cuotas los intereses y, cuando ya es tuyo y tiene hasta rascones, tener que pagar la dolorosa de la pasta del valor del coche, que no coincide con su valor residual. Suele ser un estipendio que nunca te viene bien, ni antes ni después. La segunda cosa clara es que jugamos a trancas y barrancas. Si la táctica en el siglo XXI es centrar balones a la olla a ver qué pasa, vamos a pasar más hambre que Falete con un régimen para veganos.

Impulsos

Y la tercera es que la gente no está por la labor de aguantar una propuesta que tueste más que la siesta de la que te has privado para ver el partido. Pero esto ya viene de lejos. El año pasado alternamos una de cal y una de arena con demasiada reiteración, pero vaya, teniendo en cuenta que hemos mantenido el bloque -en comparación con los años del anterior régimen, en los que vendíamos los cromos bonitos a final de temporada- no nos entra en la cabeza que sea tan difícil encontrar los ritmos de los partidos. El problema es que, como venimos diciendo hace tiempo, no hay ritmos, sino escopetazos. Jugamos a impulsos eléctricos pero sin canalizar la energía. O sea, una manera alegórica de decir que la propuesta en el campo no es la adecuada, o al menos la más sofisticada.

Innombrable

En el fútbol se te olvidan las cosas si ganas. Pero yo, a estas alturas, y sabiendo que como sigamos a este paso no sólo no vamos a rascar un título sino que vamos a sudar más de lo previsto, prefiero que haya pasado el desaguisado del Betis que maquillar las cosas, como con el gol al Sporting en el último minuto. Lo del Zenit del miércoles fue aún más humillante, porque fue feo y poco nos faltó para convertir a Hulk en un nuevo Fonseca. Para los más jóvenes del lugar, Fonseca es algo así como Voldemort, el innombrable en comidas familiares a tu padre si no quieres que la espiche sobre el plato de paella. Pues eso. No nos subestimen, que aquí las pañoladas las hacemos como las Fallas y como las paellas Galvis: a lo grande.

Ojocuidao

Empieza a transmitirse en las tácticas de los rivales la sensación de que piensan: «Dejémosles la pelotita que se aturullan y luego, ordenaditos, a la contra los noqueamos». A ver, que no se trata de hacer leña del árbol caído, sino de podar lo necesario para que no se caiga. No se ve una solución cercana, porque me temo que esto es lo que hay y así es como vamos a jugar. Con lo cual se prevé una temporada irregular. Porque a nadie le quepa duda que sacaremos también resultados, ´ojocuidao´: con este sistema es cierto que cuando nos adelantemos en el marcador, será difícil apearnos de la ventaja adquirida. Aquí el problema es romper la baraja y meter primero...y saber si es esto lo que queremos. ¿No? Pues es lo que tenemos.

Lecturas

La lectura del partido está en las declaraciones de ambos entrenadores. El nuestro dijo que asume la crítica porque es el «máximo responsable del equipo». Si no se hubiera él autoerigido en ese cargo, probablemente dispondría de filtros para poder trabajar con mayor holgura. Se ha puesto en la diana en unos tiempos en los que los equipos de fútbol generan trincheras entre el entrenador y el presidente con cargos intermedios. Probablemente no se pita sólo por el partido en sí, sino por algunas políticas del club. También dijo el míster que van a llegar éxitos. No me cabe duda. Lo que hay que garantizar es que sean los suficientes. Mel también dio una clave. No es que el Betis se nos escapara vivo. Es que él está convencido de que con once nos habrían ganado. Lo dudo. A veces es más difícil jugar contra diez que contra once.

Pitos

Dicho lo cual, me temo que es pronto para pitos y aún más para el «Nuno vete ya». Creo que el mensaje no es tanto ese como «ponte las pilas». Pero silbar genera ansiedades, y la ansiedad es una característica de este equipo cuando las cosas no salen. Sé que es difícil y el público es soberano, pero el runrún puede afectar. Porque a poco que el sábado cualquiera de las dos claras ocasiones ocasiones creadas por Feghouli hubieran entrado, el cuento habría sido otro. Y estamos imbatidos aún. Tres empates es señal de que aún estamos encontrando la ecuación para la fórmula del éxito. Da rabia que aún estemos en esas, tras una larga pretemporada, pero no me cabe duda de que Nuno dará con la clave, aunque eso radica en que ceda en algunos rigores respecto a las alineaciones, verbigracia Rodrigo.

PD

Me gustó Bakkali y sigo diciendo que no entiendo su descarte para Champions. Está en forma y tuvo una participación decisiva provocando la expulsión de Ceballos con una jugada eléctrica, y espoleó a la afición. También tuvo un regate eléctrico dentro del área que generó un remate sin mordiente de Santi Mina. El belga tiene el duende que se fue con Joaquín. Al tiempo.