Salvo que seas el Madrid, la Copa no está para tirarla absurdamente. En contra de la corriente generalizada, es una competición a la que puede sacarse provecho. Para los equipos como el Levante ya no se trata, como antaño, de buscar el taquillazo. Tampoco de ganarla, un sueño que en su día dijo tener Ballesteros. La Copa está para ir pasando rondas con el mínimo desgaste y calibrar la verdadera profundidad de las plantillas. Para recuperar a los futbolistas que se lo ganan: Roger y Mariño. Para saber qué puedes esperar de los que ni fu ni fa: Nikos, Xumetra o José Mari. Y también de los que más fa que fu: Ghilas. Para todo eso y, por supuesto, para hacer probaturas: Lerma jugando de lateral, aunque tuviera que vérselas con un Burgui que en el Ciutat demostró que habría sido un buen fichaje.

La pacificación del ´rubismo´

Todo bien, pero sin resultados

La luna de miel se alarga, pese a que desde la llegada de Rubi el Levante se ha revitalizado en todo menos en los resultados. Más allá de Gijón, las victorias continúan resistiéndose. Es más, aunque se rozó la remontada tras enchufarse a última hora, fue de la derrota de lo que se estuvo más cerca ante el Espanyol. Después de tantos bodrios, al Ciutat le gusta lo que ve, pero mucho ojo porque también preocupa lo que se avecina. Hay que coger el tiro rápido para ir ganando más partidos.

Ultimando la próxima junta

Cita clave con los accionistas

La Junta está a la vuelta de la esquina y es necesario un golpe de mano para cerrar la herida post-Sarver, ese banquero filántropo que ahora colocan en Palma. Quico tiene razón cuando se queja en privado de la escasa memoria del fútbol, pero es también el primero en saber que la exigencia tampoco es ya la misma. El presidente ha bajado pulsaciones con Rubi y Cuero, pero necesita algún volantazo más.

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