Al llegar el final del año, se arremolinan las historias que han ido apareciendo durante el mismo y las cadenas de televisión, al unísono con la radio y la prensa, hacen un repaso a lo acaecido. Esta columna quiere ser un poco diferente y hablaremos del año pasado y del que se nos viene encima. No intentaré recordar el cuento de Charles Dickens, donde el viejo Scrooge se halla ante su pasado, su presente y su futuro y los fantasmas le hacen despertarse mejor persona que como se acostó, sino recapitular grandes acontecimientos del 2015 y lo que el 2016 nos va a traer.

La caída de Blatter, una vez elegido presidente de FIFA, y solo unos días después de ser elevado a los altares por enésima vez, ha sido sin duda el punto álgido del deporte mundial, porque después, cual avalancha de nieve, la que nos falta de momento en las estaciones de esquí, se llevó a decenas de directivos, atrapados por la vorágine de la justicia estadounidense a la que siguió la suiza y otras más. Hace solo unos días era extraditado el mandamás de Conmebol, Napout, a Estados Unidos, evitando la cárcel con el depósito de veinte millones de dólares. Su antecesor, Leoz, también perdió la batalla y un juez paraguayo admitió la extradición al poderoso vecino norteamericano.

Mientras, Platini se consideraba «ya condenado» y rehusaba acudir a la comisión de ética de FIFA, al contrario de Blatter que estaba «esperanzado» en ganar esa batalla. Lo que está claro es que no estarán ninguno de ellos entre los candidatos a presidir la FIFA en las próximas elecciones. Nuestro presidente Villar solo obtuvo una multa pequeña por no estar muy atento a lo que el investigador Michael García le solicitaba?

Además, la federación de atletismo de Rusia fue excluida de los Juegos Olímpicos de Río por una versión sui generis del dopaje estatal, a la par que el presidente de la IAFF (la Federación Internacional de Atletismo) Lamine Diack, dimitía porque tenía la manos sucias en ese terremoto de los Urales, con su hijo involucrado así como otros altos cargos.

Ya en casa, el presidente Sáez, de la federación de Baloncesto, ha tenido que dar un paso al lado y retirarse por estrés, mientras el Consejo Superior de Deportes le investiga y la Fiscalía espera con el cuchillo entre los dientes. Y es que la familia pesa mucho en estas cosas y lo más fácil parece cargar gastos que no son propiamente del cargo.

Y podríamos seguir así con numerosos casos más, ya que da la impresión que el deporte y la corrupción han ido de la mano en 2015. Pero, ¿van ambos siempre unidos? Esa es la pregunta que hace solo unos días me hacían unos alumnos de un Master de Derecho Deportivo, de distintas nacionalidades, por lo que tuvimos la ocasión de ver que en más países también existe esa rémora. Y se puede asegurar que solo sale una punta del iceberg, aunque sea frase reiterada y casi rancia.

¿Qué esperar por lo tanto del 2016? Obviamente las elecciones a presidente de FIFA, donde existe un denominador común: todos los que se presentan apuntas a renovar el organismo y a dar ejemplo. Vamos a ver si cumplen.

También habrá sentencias judiciales esperadas, como la de la patinadora sobre hielo Claudia Pechstein, que se quiere cargar al Tribunal Arbitral del Deporte, por entender que sus derechos no fueron respetados. Se estará atento a lo que diga la Comisión Europea sobre los TPO, los famosos derechos de terceros sobre futbolistas, Y, ya que estamos, si la demanda del Real Madrid contra el reparto de los ingresos por derechos televisivos que la Liga ha decidido, sigue adelante o se viene abajo.

Pero, habrá deporte, como los Juegos Olímpicos de Río, la Eurocopa de Francia, con o sin Benzema, y a pesar de los escándalos, tendremos los aficionados con qué entretenernos porque de eso se trata, de entretenimiento, que es lo que el deporte es. Sin embargo, el poder y el dinero, juntos o no, son motores que, como en la sociedad en general, también se infiltran en aquél pero nos parece mayor, porque seguimos viéndolo con ojos de niños y no queremos que nos roben los sueños, que es lo único que nos queda de esos tiempos en los que corríamos para marcar un gol entre dos piedras, en una calle en la que aún se podía jugar sin peligro de atropello.

Podría ser que la mayor información, la abundancia de dinero y el poder que el deporte conlleva, más poderoso en ocasiones que la propia política, hayan sido los detonantes de este annus horribilis. Solo nos queda la esperanza de que 2016 cubra esos lodos. Y, hablando de cosecha, léanse ´Cosecha Roja´ de Dashiell Hammett, donde podrán ver todos los defectos, y alguna virtud, del ser humano.

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