La Rosaleda es uno de esos campos santuario que sobresalen en la historia del Valencia. Los valencianistas que por entonces tenían uso de razón no olvidarán jamás como un equipo vestido de naranja y entrenado por Rafa Benítez sentenció un 5 de mayo de 2002 la conquista del título de Liga 31 años después. Ha corrido el reloj del tiempo y el Valencia ya no es el mismo. Aquella victoria con goles de Ayala y Fabio Aurelio coronó campeón al equipo. La vivida ayer con goles de Kameni, en propia puerta, y Cheryshev en el mismo escenario calma los ánimos. Tranquiliza al personal y reanima la llama de la esperanza, que falta hacía tras el dañino 0-3 del Athletic en Mestalla. Aunque el Valencia no avanza demasiado en sus objetivos europeos. Los de Gary Neville siguen en tierra de nadie. Síntoma revelador de una nefasta temporada.

Y Aduriz no para

La distancia con la teórica barrera que marca la zona europea continúa siendo de siete puntos. El Athletic, adversario también en los octavos de la Liga Europa, ocupa esa preciada séptima plaza. Aritz Aduriz, aquel regalo de Manuel Llorente a los vascos por 2,5 millones de euros, no frena. Esta temporada, con 35 años en el DNI, está en plan bestia. Suma 30 goles en competiciones oficiales, 17 en la Liga. Este miércoles le hizo un hat-trick al Deportivo en San Mamés y coloca a los leones con 41 puntos por los 34 del Valencia. De momento, los de la Senyera ganan posiciones en la carrera -Deportivo, Málaga y Real Sociedad-, pero el coche de Valverde todavía se encuentra lejos.

Gracias, Kameni

Carlos Kameni es tan bueno unas veces como irregular e imprevisible otras. El autogol del camerunés tratando de despejar a córner un centro de Alcácer, cual jugador de voley, metió a los de Neville de lleno en el partido. No paró de quejarse del pisotón y, aunque Denis le pisa, es él quien se la mete dentro. En esa primera parte el Málaga de Gracia incomodó al Valencia y lo arrinconó en sus mejores momentos, en los que Cop colocó en la escuadra el 1-0 sacando tajada a la relajación y el desatino de Barragán y Santos.

Mejoras en defensa

Por fortuna, en la segunda parte el Valencia volvió a trasmitir noticias positivas a su gente. Salió dispuesto a aprovechar el regalito de Kameni. André, en uno de sus alardes de clase, le puso el balón perfecto a Cheryshev, que venía a la carrera por la izquierda para cruzársela con la zurda al portero. A partir de ahí, el equipo resistió con solidaridad, notándose el oficio de Fuego en el medio y el trabajo de todos para cerrar los carriles. El Málaga, que hace unos días dominó al Madrid desnortado de Zidane, no pudo con el bloque de Neville. Un dato con el que automotivarse con vistas a la dura batalla que espera frente a los peligrosos Valverde y Aduriz.

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