Como apasionado amante de lo popular que soy -popular siempre con minúscula, eh, no me vayan a fastidiar-, empezaré haciendo uso del lenguaje que triunfa a pie de calle. Peter (Lim), no mola. No mola, pero nada, el hecho de no verte sentado en el palco de Mestalla, al lado del escudo, en los peores momentos del club que compraste hace año y medio. Como cada vez que su Valencia CF la necesita, la afición se conjuró de una manera ancestral para insuflar confianza a su equipo y ayudar a acabar con la pesadilla. Los valencianistas estaban presentes hombro con hombro. Hasta dónde llega el poder de la grada es todo un asunto esotérico, pero ahí estaban ellos empujando como si de un ritual religioso se tratara. Bajo promesa de animar y guardarse los pitos durante 90 minutos, una misión casi imposible tras los desmanes veraniegos de tus amigos los portugueses. Peter, sólo faltaste tú. Sé que no tardarán en replicar esos pelotas que no ven más allá del dinero con el argumento simplista de «quien paga manda» y con sus cosas dispone como quiere. Pero, en serio, el Valencia es cosa importante y no ver por aquí desde el 3 de enero -día del partido contra el Madrid de Cristiano-, en una temporada tan difícil, a la única persona que de verdad maneja el cotarro trasmite al mundo, rivales incluidos, una preocupante sensación de desamparo. El Skype no vale para todo. Para esto también saldrá el replicón de turno con un rollo parecido a este: «La cultura oriental es tan diferente€ Es que Peter delega, tiene demasiados negocios y más etcéteras». Pues bien, llega la hora de demostrar como el máximo accionista confía su Valencia al criterio profesional y deportivo. Ahora en abril, el mes en el que los equipos serios definen el proyecto que quieren. Primero con la elección del entrenador y después con un plan de fichajes en sintonía con el estilo del técnico. Las decisiones de las próximas semanas confirmarán o no un cambio de rumbo y la libertad de ejecución de Layhoon y García Pitarch, aunque no hace demasiado vivimos un ejemplo de lo más desalentador: el esperpento de aguantar el ´cadáver´ de Neville mientras entrenaba a los ingleses, días y días después de la derrota con el Celta. No creo que un valencianista con sapiencia futbolística, como Suso, lo hubiese hecho así, tan rematadamente mal. ¿Independencia? El tiempo que pueda exprimir Pako Ayestaran con el equipo en Paterna es oro puro. Y ya ha quedado claro. Una semana entera de intenso trabajo deparó un partido notable del Valencia y su mejor primera parte del curso. Mestalla lo disfrutó merecidamente. Y tú, Peter, te perdiste el vivirlo con la gente.

PD: La victoria ante el Sevilla nos calma el alma y nos saca la sonrisa que habíamos perdido, pero nada hay «para estar contentos». No conviene confundir la exigencia a nuestros fieles más jóvenes, los que no han visto aún título alguno. El objetivo del Valencia está entre los grandes.

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