Poco a poco su imagen va a ir difuminándose hasta desaparecer. A Feghouli siempre le ha gustado pasar desapercibido. Reservado, introvertido y mirando con desconfianza al entorno habitual de un futbolista. Un lobo solitario del vestuario que, como le sucede a Diego Alves, digiere peor que el resto las críticas o sus periodos en el banquillo. Suplente en Las Palmas, se saltó el entrenamiento del martes, y repitió banquillo contra el Sevilla. Salió a regañadientes a jugar 13 minutos el domingo. Celebró el gol al margen de la piña que formaron sus compañeros -significativo- y luego se negó a entrenar en el post partido. Le dijeron que fuera a tratarse e hiciera bicicleta, se subió a la bici un rato y se marchó a casa. El lunes adujo las mismas molestias y no saltó al campo. Su cabeza ya no está aquí. No hay salida. No jugará más.

Al club todo esto le viene bien. Propagandísticamente sale beneficiado. El jugador aparece como culpable. No quiere renovar, se pela un entrenamiento, aduce sospechosas molestias en el tobillo... Con el equipo salvado, la campaña de limpieza en el vestuario ya puede hacerse. Feghouli sobra. El jugador ha cargado de razones a Meriton para regalarlo, gratis, a cualquier club. Y García Pitarch, con la cabeza de Feghouli en una mano, acaba de enviar un mensaje al vestuario: el que no esté a gusto, puerta. Es más fácil ejemplarizar con uno que sabes que se va.

Se marcha con 26 años y libre. Es una ganga, de acuerdo, pero yo a cualquier precio no lo habría renovado. No obstante, el club, en su desastrosa y contradictoria planificación deportiva de este curso no ha sido capaz de retenerlo. De hacerlo, el argelino habría batido el récord de renovar tres veces en seis temporadas. Algo inaudito para un jugador talentoso pero muy irregular, que alcanza picos de rendimiento cuando huele mejora contractual.

Se marchará sin hacer ruido pero dolido porque entiende que el club no lo ha valorado lo suficiente como para presentarle la oferta de renovación que pretendía y que lo acercaba a la ficha del segundo escalón de jugadores mejor pagados. Comprometido en la de etapa de Nuno y, junto a Jaume, el mejor jugador en los tres primeros meses de competición, Feghouli dijo adiós en noviembre. Su implicación, jugando lesionado con una fascitis plantar que lo mermaba notablemente, acabó en San Petersburgo. Nuno le había prometido pagarle la ficha que pretendía. La salida del portugués provocó que el club cambiará a peor las condiciones económicas pactadas. Volvió a jugar dos meses después. Una asistencia contra el Espanyol y un buen partido en Viena, con un gol y otra bonita asistencia, pero el club no le daba más dinero y su agente ya llevaba meses moviéndose... Entonces tomó la decisión. No continuaría. Adiós a su compromiso.

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