Agradecemos a Pako Ayestaran su sinceridad, lo que dice y por tanto piensa de la plantilla que tiene hoy entre manos es de alguna manera lo que pensamos todos. Hay demasiadas cosas en el aire a estas alturas y eso no es lo mejor aunque ya quedó demostrado otras veces que en las últimas semanas del mercado se puede dar un giro a muchas cosas. Otra cosa es lo que conviene al club, es decir, si le va bien al director deportivo y a la presidenta que lo repita cada vez que habla desde la derrota en Londres, que siembre dudas en un momento clave en lugar de apechugar con las consecuencias si los resultados no son mejores. No es tan grave, recordemos la máxima de Singapur, todos somos un equipo, qué digo un equipo, una familia, nos vamos a llevar bien y arrimaremos el hombro porque el escudo está por encima de todo.

Ocurre que, además de entrenar al equipo y prepararlo bien físicamente, hay cosas que un entrenador tiene que manejar cuando representa al Valencia CF y tiene una responsabilidad ante tantos miles de aficionados. Si decimos que no se esperan grandes sorpresas y que los objetivos se definirán cuando la plantilla esté cerrada -todos pensábamos que el objetivo era la Champions sí o sí- tampoco estaremos haciendo la mejor publicidad a pocos días de la presentación en Mestalla, uno de los momentos importantes para todo proyecto que empieza. En su día escribí que para esta temporada tan difícil el Valencia no iba a necesitar solo un entrenador, sino un líder capaz de echarse el proyecto a la espalda fuera el que fuera, manejando tiempos y situaciones, aunando voluntades en la grada. García Pitarch y en última instancia Peter Lim apostaron por Pako y hoy Pako tiene todo nuestro apoyo porque es el entrenador del Valencia, queremos que le vaya bien y gane partidos, aunque por otro lado tampoco ha hecho demasiado por tenerlo.

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