Como al Villarreal le habían tocado la carita la noche anterior y está con un pie, y medio del otro, fuera de la Liga de Campeones, y con eso de que ha batido el récord de tirar a un entrenador a la calle antes de que comience la Liga -si eso lo hace Lim ´li peguem foc a la falla´ pero allí no pasa nada porque se hace un periodismo ejemplar que todo lo tapa en las ondas- me vine arriba y llamé al ´palitroquero poeta´, que es muy de los amarillos, con la intención de burlarme de él un rato pero la cosa no terminó de ser como yo esperaba, ya saben que siempre he sido un poco ´farolango´ y ´xafa xarcos´, y muy fiel a mi estilo me metí de lleno en el agua como Mourinho: «Carlos, ¿pero qué me estás diciendo?», me dijo el ´palitroquero poeta´ poco antes de la primera cornada, «en Villarreal hay un dueño que los pone, como el del Valencia, pero aquel tiene su negocio allí, está siempre allí y conoce hasta el infantil que menos minutos juega. ¿Qué sabe Peter Lim del Valencia? o mejor, dicho, ¿qué sabe Peter Lim de lo que pasa en Valencia, en Mestalla, en las oficinas del Valencia o en la Ciudad Deportiva de Paterna? Además, el dueño del Villarreal echó mano de su patrimonio para sanear el club cuando bajó a segunda y pone al frente a su hijo... ¿qué me estas comparando?». Le tuve que decir «para el carro y aguanta un poco los caballos que solo es un broma hombre» y en cuanto pude me hice el loco, le dije que me estaba entrando una llamada de Sofía Vergara por la otra línea desde Hollywood y colgué el teléfono. ¡Madre mía qué repaso en poco tiempo! Y lo peor es que tiene razón, el dueño del Valencia no tiene ni la más mínima idea de lo que piensa el aficionado del Valencia y solo procesa la oferta del Barcelona por Alcácer en cifras y dinero y no en lo que la venta del delantero supondría para los aficionados con la que está cayendo, y lo que es peor, para su propia credibilidad y la de su proyecto de cara a esos aficionados. Al final uno llega a la conclusión de que a lo más que pueden aspirar a los ejecutivos del Valencia que trabajan en Valencia, fundamentalmente Layhoon y García Pitarch, es a aconsejarle qué debe hacer, luego, él que haga lo que le dé la gana. Si lo piensas bien, de esta historia la presidenta del Valencia, o sale muy ganadora, o se tiene que marchar como dicen en mi pueblo, «en el rabo entre cames». Peter, deja trabajar a los profesionales; se llama respeto.

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