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Vaya con la paradoja que nos plantea el Valencia. Empata con el colista en Mestalla y Prandelli le ve por primera vez las orejas al lobo. Sale en rueda de prensa, hace un discurso realista y se echa al monte a pedir el apoyo de los aficionados porque el equipo se acobarda cuando las cosas van mal. Está bien que el entrenador pida el apoyo de los valencianistas aunque a mí hoy me da hasta vergüenza escribirlo -aunque se me pasará rápido-, lo que ocurre es que el amigo Prandelli no se ha dado cuenta de un matiz sustancial, resulta que él pide a los aficionados que estén con el equipo justo el día en que no está la presidenta en el palco... y cuando el propietario hace meses que no aparece por Mestalla. Tengo claro que la afición no dejará solo al equipo porque no lo ha hecho nunca, por más que tiene motivos para reventar, pero los primeros que deberían dar ejemplo son el dueño y la presidenta, y hasta el momento, ´s´amaguen...´. Layhoon no estaba en el palco, cosa que me parece gravísima, y el Valencia es incapaz de dar una explicación oficial. ¿Nadie del gabinete de prensa le ha dicho al señor Anil Murthy que eso convenía explicarlo -y digo esto porque entiendo que el hombre no maneje todavía esos códigos-? Si se lo han dicho y prefirió no decir nada, es que aquí hay tema... Veremos cuánto tardan en dar una explicación, mal y tarde. El Valencia es un equipo sin alma porque el club es un club sin alma y la mejor prueba es la ausencia de Lim y Layhoon en Mestalla el pasado domingo. Ya saben que me gusta la historia y no se me ocurre mejor metáfora que decirles que los ejércitos que ganan las grandes batallas son los que tienen sus generales en primera fila y no escondidos cuando las cosas tienen mal color. Esto está muy por encima de fichar mal o bien y se puede resumir en un problema de identidad, algo que no podemos pedir a los jugadores si el propio el club no la trabaja a diario. La identidad es cuidar al Valencia en cada segundo y desde cualquier parcela del club. Decirle a Lim que todo era maravilloso fue el principio del fin, el dueño les hizo caso y se pasó por el arco de triunfo a quienes le dijeron que había que estar preparado para lo bueno y para lo malo. No puede decir que no estaba avisado, ahora, mucho tiempo y mucho dinero después, sigue haciendo las cosas como le da la gana pero ya no puede pisar Mestalla. Él sabrá lo que hace... ¿Identidad? Me parto.

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