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Podrá estar más o menos acertado en sus decisiones pero, al final, el fútbol es de los que saben y no tarda en desnudar a los que no. A Prandelli le bastan cuatro palabras para explicar un mensaje que, sin duda con buena intención, tan mal transmitió la presidenta días atrás hasta el punto de generar dudas a los que han de salir a defender la camiseta. Y no pasa la solución sea la que sea por restar y dividir, sino por todo lo contrario. Entrenador, psicólogo o director de comunicación, porque un buen técnico en el banquillo acaba siendo todo eso y mucho más, ese discurso positivo y esperanzador es lo que necesita el equipo para salir de esta. Valentía, quizá hasta la osadía de retar a la afición del Sevilla por los cánticos del sábado, aunque sin perder el control ni el sentido de la realidad, que es la que es y a la vista está la clasificación. No renunciar a nada, aunque ahora mismo parezca fantasía, es la base de todo.

Aunque lo que de verdad necesita con urgencia el Valencia es meterle tres goles al primero que se ponga delante, dejar su portería a cero de una puñetera vez -con perdón- y sumar esas dos victorias que le quiten todo el peso que lleva encima. Si todo ha de empezar por la Copa, pues bienvenida sea de nuevo la Copa.

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