Anoche nos fuimos a dormir con un mal sabor de boca. Y no sólo por la derrota. También porque sabemos que el nivel de este Valencia Basket está muy por encima de lo que vimos en Málaga. Algo que, no olvidemos, también pasó en Moscú o Jerusalén en las anteriores eliminatorias. Las fuerzas están muy justas y el cansancio, sobre todo lejos de casa, cuesta disimularlo. Sin embargo, con la ayuda de la afición esta plantilla siempre ha logrado levantarse para sobreponerse a las dificultades y seguir dándonos alegrías. Queda sólo un último esfuerzo.

Confianza máxima

¿Qué porque soy tan optimista?. Se lo voy a confesar. Estaba en plena elaboración de la crónica cuando me llegó un WhatsApp de voz desde el teléfono de mi mujer. Era mi hijo Ian, de 8 años, que tras sufrir por la televisión me decía: "Papi no estes triste. En La Fonteta siempre ganamos. Bona nit. Me voy a dormir". Simple y directo. Me dio un subidón. Es que tenía razón. Es lo mismo que les podían haber dicho sus hijos a ustedes, a San Emeterio o a Sato. Hay que confiar y ayudar a este equipo, sobre todo porque se lo ha ganado día a día.

Un secreto

Les voy a contar un secreto. Ayer varios jugadores no estaban en las mejores condiciones. Se llama proceso vírico. Ahora lo puedo decir. El miércoles la cosa será diferente.

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