El partido de las rotaciones para el Valencia CF llegó en Granada. Después de algunas jornadas en las que se echaron en falta, Voro dio protagonismo a muchos de los no habituales en un partido con dos rivales con sistemas espejo, el 4-4-2. Sin embargo, fue el conjunto local el que aplicó lo estratégico con más convicción. Hubo cambio de actores y hasta ligeramente de resultado, aún así durante gran parte del tiempo los blanquinegros vivieron un preocupante desconcierto, apagado, solo levemente, por la actitud del joven Manu Vallejo y una obra de arte de Gonçalo Guedes. Si bien, el sistema táctico de los pupilos de Diego Martínez funcionó mejor, cargó de presión al Valencia, en especial, a los dos mediocentros. Coquelin y Parejo. Precisamente, su capitán es una de las sensaciones negativas que transmite este Valencia. No está fresco, ha perdido la visión periférica y abusa del pase horizontal, una invitación al error.

La alineación, más allá de las variaciones por necesidad física, evidenció como el Valencia no ha encontrado en toda la temporada una pareja fiable de centrales. Y este es un punto básico para el correcto funcionamiento de cualquier equipo. Esta vez Mangala acompañó a Gabriel, el más titular de todos. Me sorprende no ver a Guillamón, que de un momento a otro se fue al banco sin motivo aparente. En ataque Voro trató de dar velocidad con la movilidad de Gameiro y Vallejo, quien con voluntad supo aprovechar su oportunidad. Pero el mejor hombre del partido estuvo en el otro bando, Carlos Fernández. Hizo todo el daño que quiso en el espacio existente entre los centrales y Parejo y Coquelin.

La segunda mitad siguió por la senda de un Granada más competitivo hasta la ruptura que significó el gol de Manu Vallejo. El Valencia no supo adelantar líneas y evitar la reducción de espacios a la que le sometió el Granada con un actor principal, el mismo del primer acto, Carlos Fernández. Un jugador a tener en cuenta por clubes más importantes. La acción esporádica de Vallejo revivió un tanto al Valencia, pero volvió a decaer con el 2-2. El Valencia acusa su crisis institucional. Cuando reina la incertidumbre y la desconfianza es importante no tener errores forzados, porque los rivales tratan de sacar ventaja de su ansiedad. No hubo asociaciones en los costados y solo se adelantaron líneas a partir del minuto 65. Confiemos que el punto sea de inflexión en la batalla por una plaza de Liga Europa, pero este equipo requiere más jerarquía en el campo de sus referentes: Parejo, Paulista, Maxi, Coquelin, Guedes... y menos ansiedad.