No debería escandalizarse el personal que regularmente sigue y siente los sinsabores de su bien amado Valencia CF. La historia de Balaídos continúa la triste película del último año y medio. Durante 80 minutos de partido no hubo cambios en el once inicial del equipo, como tampoco los hubo el pasado verano en el caminar torcido del proyecto de Peter Lim. El resultado, tan coherente como merecido: una plantilla confeccionada en las rebajas, corta, desequilibrada y escasa de experiencia en la competencia por la Champions. Ese torneo donde el club tiene la obligación de volver, pero del que ya nadie ni se acuerda por estos plácidos y complacientes lares que rodean al Valencia.

Fin al espejismo

Una pena. Cansados de tanto cabezazo contra la pared, algunos preferíamos aferrarnos al espejismo visto en Mestalla hace un par de semanas. Entonces el equipo de Cesare Prandelli combatió de igual a igual frente al FC Barcelona y sólo Undiano Mallenco se encargó de reventar la fiesta, regalando a los provocadores protegidos de Neymar, Messi, Suárez, Busquets y el resto de compañeros una victoria manchada de negro. El técnico italiano había imprimido tres o cuatro conceptos básicos para competir e ir acostumbrándose a ganar. Llegaba la hora de los jugadores, de aplicar a rajatabla las ideas en cada partido con independencia del rival de turno. Sin embargo, los pasos dados en Galicia han sido hacia atrás. El efecto Barça repercutió en negativo en una plantilla en la que falta calidad, ambición, identidad y trayectoria en unos cuantos y variados casos. Por faltar, sobre todo, faltan piezas en posiciones clave, algo con lo que en estos momentos no podría ni el mejor entrenador del mundo. Así que, a la próxima, mejor no dejarse llevar por espejismos que no signifiquen un cambio real.

¿De amado a criticado?

Habrá quien ahora cargue la crítica contra el hasta hace cuatro días venerado Prandelli, quien le recrimine no haber hecho cambios hasta el minuto 80, no haber agotado la tercera sustitución o no haber dado la alternativa a Carlos Soler -quizá, estos últimos tengan hasta razón-, pero seamos francos: ¿Qué aportaron Santi Mina y Munir? Nada. ¿Que cambió el ´nou 9´, como lo presentó García Pitarch, en A Coruña? Nada. A buen seguro que cualquier entrenador con dos dedos de frente hubiese cambiado ayer a Rodrigo por -pongamos un ejemplo-John Guidetti. Ese sueco que resolvió el partido para el Celta, que está en la agenda de Suso y que durante este curso es más suplente que titular para el Toto Berizzo.

Un ´9´, un ´6´, un ´3´...

Si un técnico que sabe de qué va esto tiene que revolucionar a los suyos desde el banquillo y no lo hace, ¿por qué será? Los que fichan en el Valencia -Lim, Suso y compañía- deberían captar claramente el mensaje de Cesare. El cifrado no es complicado. No todo lo que tiene le está valiendo. Quiere más. La excursión por Galicia demuestra, otra vez, que hay que fichar... y bastante. Sólo una lesión (Gayà) y una sanción (Enzo Pérez) han desmoronado el puzle entero. En Vigo el Valencia volvió a jugar con un lateral derecho en la izquierda. En Vigo el Valencia cayó cuando nadie refrescó un centro del campo donde la figura del '6' puro brilla por su ausencia. Y en Vigo Rodrigo y Nani siguieron perdiendo ocasiones y clamando al cielo que no son goleadores.

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